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THATAllO SEGUNUO

CAPITULO. XI.

EXHORTACION AL QUE conrnTE ALGUN

PECA.DO

MORTAL' PARA QUE SB

CONFIESE LUEGO.

Hijo, no te avergüences (dice el Espíritu Santo) de confesar la

verdad,

y

ese pecarlo, para bien de tu alma. ¿Si cayeres en un

fu ego,

ó

en un gran lodazal, te estuvieras en él? ¿No te levanta–

rás luego? ¿No te limpiáras? Si te dieran una grande herida, ¿no

acudieras luego al cirnjano antes:que

á

tu casa, para que te la curase?

¿Si hubieras bebido 11 n vaso de pon rnña ,

ó

comido rejalgar

ó

so–

liman, dilatáras el rem_edio hasta que se estendiera poi· las venas

y

ciierpo su veneno? ¿Si te cautivára tu enemigo,

y .

p11dierns resca–

tarte luego, esperáras

á

que te cargára de prisiones,

y

te hiciera nia–

los tratamientos en larga esclarit11d? Si te echára tu padre de casa

y

te desheradára de una muy grnesa hacienda , ¿no habláras luego

m1

su amigo, para que le desenojára y te volviera

á

su gracia? Si

estuvieras condenado

á

muerte, y los ministros hicieran instancia

para c¡ue ¡.;e ejecutase en tí , junto con otros, la sentencia, y pudie–

ras librarte con solo decir tu .delito

á

uno de los jueces, en secreto

tan obligatorio-, que primero diera él la vida que descubrirte, ¿no

se lo dij eras? ¿Qué aco11 scjáras tú en cualquiera de estas ocasiones

:i

uu grande amigo tuyo? ¿Qué hicierns tú? Pues eso mismo te

aconsejo yo. Es el pecado mortal un fuego infernal, un atolladero

de almas, herida penetrante y mortífera, veneno ponzofioso , que

rnata de repente_, esclavitud tiní11ica con que el demonio se sirve de

ti ,

cori10 de una bestia: es destieno preciso de la gracia ; temeri–

claJ insolente, con que obliga

ü

tu padre Dios

á

c¡ue te. eche de su

casa,

y

te <leshercJe del reino de los cielos: es crímcn de lesa ma–

jestad, con que luego quedas condenado

:t

etema muerte. Confié–

sate luego en haciéndolo,

y

te libranís Je tantos males. Si los me–

JJosprecias por no decir una sola palabra, bien claras muestras das

Je lo poco que estimas la salud dn tu alma, la habitacion de la

cortr. sohcrana , el ser hijo de Dios, su gusto y agrado, la here11-