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TllATA.DOSEGUNIJO
ele se adorna
y
hermosea el alma, vistiéndose de los merecimientos
de nuestro Redentor; ser'ninario de todas las virtudes, donde prin–
cipalnwnte ejercita él
confesanll~
la fe, creyendo que
el
homhrc de
parle de Dios perdona pecado3 : la esperanza, esperando ser dado
por libre si se confiesa : contra la costumbre de los clemas tribuna–
les, que castigan
á
quien confiesa; la caridad , doliéndose grande–
mente de habe1· ofendido
á
Dios, sumameul.e ama1lo poi· su bon–
dad; la humildad, arrodillándose
á
los pies de otro hombre,
y
des–
cubriéndole sus miserias; la obediencia, sujetfoJosc
á
lo que él le
ordenare; la justicia, haciendo el confesante oOcio de acusador,
testigo
y
verdugo, pues su conciencia le acusa, el temor le liga,
y
el delo1· le castiga; la fortaleza, veucié11dose á si mismo en descu–
brir sus faltas, confra la inclinacion natural de encubrirlas. Y final–
mente
(1)
~por
este santo sacramento, es restituido á la vida de la
gracia , á la hermosura de la caridad, el hornato de las virtudes,
á
la riqueza de los merecimientos perdidos,
y
al remedio de los da–
ños pasados; porque la cadena de los pecados, mas dura que
el
hierro,
y
mas pesada que el acero, se convierte
y
tn,ieca en cadena
de oro, mas precioso que el de Tib:ir
y
Arabia.
CAPlTULU X.
DE LOS llIENES GRANDES DE LA CONFESION CUANDO HAY PECADOS
lUORTALES.
Por la confesio11 bien
hccl~a
se perd o1Jan los pecados que se co11-
flesa11,
y
los
fJUC
se olvidau, cou obli g:i cion de confesarlos, si se
aconlarcn de ellos al tiempo de coufesar otra vez. Dásela gracia de
Dios, truécase la pena eterna en temporal,
y
de esta se remite par–
te,
ó
toda, segun la di sposicion que lleva: refrénase la volunLad,
alúmhrase
el
e11tendimi euto, aqui étase la conciencia, recóhra11se los
bienes perdidos , de atritos se hacen contritos, restitúyese la salud
al alma, nlégra se el cielo, gáuasc la comuni cacion de las lrne11as
1
obras que en la iglesia se hacen, apréndesc
á
lo bueno dd coul'c-
( 1)
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