DE
!..\.
CONFESJON.
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oido de propósito pecados al que los estaba confesando: hélos leido ·
en el papel de la confesion, y los he referido : he sembrado cizaña
y puesto cliscordias entre casados , hermanos, parientes, amigos,
religiosos : he alabado pecados y f<lltas graves: he 3dulado, lison–
jeado
ó
ala hado
á
quien las hace: héme jactado de haber ofendido
á
Dios: de ser mejor que otros , despreciándolos, de saber mas que
otros disminuyendo sus partes y talentos.
Demás de los pecados dichos, que son comunes
á
todos esta–
dos, hay otros particulares de oficios y personas que conocen , y
saben muy bien sus obligaciones, y se les ofrecen facilmente
á
la
memoria los
P'~cados
que contra ellos han comelido, sin que nadie
se los acuerde, y así 110 se ponen aquí por no parecer necesarios.
CAPITULO VIII.
SEGUNDO iUEIUORIAL DE ALGUNAS CULPAS Y PECADOS VENlALES
DE QUE SE PUEDEN ACUSAR LOS QUE NO TIENEN CONCIENCIA
DE PECADO l\IOUTAL.
Aunque podernos todos con la gracia de ·Dios escusar, no solo
to1.los los pec:idos mortales del primer 1'lernorial, sino tambi en nl gnnos
e.lelos veniales de este segundo, con todo eso, muchas veces al 1Jia cae
el
(1)
justo, y no hay quien deje de pecar venialmente. Y si algu–
no dijere que él
110
tiene pecado, él se engafia, y no dice verdad:
porque todos hacernos faltas, que sou materia de confcsion, y aun
de confusion; de las cuales po11dré las mas ordinarias, que nos sir–
van de recuerdo, pasando los ojos
poi~
ellas, cuando uos quisiéra–
mos examinar: y porque las coufesioncs que se hace11
á
111 e1111do,
deben ser breves, no di scurriremos por los diez J.Vlantlamientos (co-
1110
en las larga s) sino por pensamientos, palabras y obras,
y
pon–
dremos lns faltas de la misma manera, que se han de acusar el e
ellas; porc¡ue
d
confesante se lo halle todo hecho y quede ensefiado.
( 1) Prov. 23.