DE I" \ CONFBS!ON.
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que no tengas escusa, yo te 1lil'é aquí en hrcvc lo que él
110
Le aca–
ba de decil' en tanto tiempo.
'
.
CAPITULO XV.
Antes de tratar del exámen para la confesion, quiero, si pue–
<lo ., allanar el paso
á
los escrupulosos' porqnc
110
se
sigan por sus
aprehensi ónes en examinarse, siuo por las reglas que les diremos;
ensefiándol es pri111ero que sean escrúpulos,
y
cscrnpulosos, de qué
causas procedan, qué daños hagan, y qué remedi os tengan.
Escrúpulo es una congoja, iur¡uictml, an gusti a, desasosiego ?
y
temo!' del alma , y
1111a
sospecha, y duela sin ni11gnn fundamen–
to, nacida de muy li ge ras, y llacas conjeturas, que pnuza,
y
ator.
menta la conciencia del escrupuloso;
á
la manera qne la chinela
(que llaman los latinos escrúpulo), si se entra eu el zapato, lastima
el pie, é inquieta á su duel'io.
Conóeesc el escrnpuloso, en que teme donde no hay que temer
culpa, y en qne duda muchas veces, sin causa probable, sino con
alguna vana apariencia 1lc el la? si
í11 c
pecado mortal vnrias cosas,
que no lo son, ni aun ve ni al, y le traen suspenso,
y
desconsolado,
como si lo fueran; tan sin fundamento,
y
tau sin razon, c¡ne los
que est;ín libl'cs de scrnej:rnte pasion, han mcnestel',
ó
mucha cor–
<l
ul'a para no rcirsc,
ó
paciencia del cielo para su frir tantas imper–
tinencias , locuras ,
y
desatinos .
Suclcu nacer los escrúpulos de tenta ciou del demonio c¡11e prc–
temle con va110s temores perturhrir la conciencia; porCfilC el i1npul–
so de Dios es suave,
:rn11
cuando toca al alma con la co11triciou,
que causa unas dul ces lág rimas,
y
unos gemiLlos con
c¡ 11 e
1lesca11sa
el corazon,
y
queda el al11ia
consol~llla
y al egre , despues de h:.i her
llorado s11s culpas, como r l cic lo rn so, y sereno despues de resol–
verse en agua las nubes. lVJas, los movirni e11Los q1e el demouio cau–
sa
so11
desabrid os,
y
mol estos:
y
así Cllando sinti eres tu corazoa
r~ cocido,
y
aheleado: enti ende q11r ('" 1cnt:i cio11, que te quirre