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tomar las ciud·ades de Jafa
y
Cesárea
y
se re–
gresó
á
Europa dejando Jerusalem en poder
de los infieles, terminando así la tercera cru–
zada.
Cuarta Cruzada-A
la muerle de Sala–
dino, su hermano el valiente Maleck-Adel con–
tinuó sus triunfos amenazando destruir los
últimos restos del poder cristiano en Palestina.
La voz de alarma resonó nuevamente en Europa
y
los pueblos se alistnron para emprender la
cuarta cruzada ; predicó la foulques cura de
Neully, por órden del Papa Inocencio lil, siendo
gefes de la expedicion el marqués de .Monfer–
rato
y
Balduino Conde de Flandes (120'2). Para
trasladarse
á
Oriente pidieron los cruzados bu–
ques á la República de Venecia, que los pro–
porcionó con la condicion de que le ayudasen á
conquistar la ciudad de Zara del poder del rey
de Hungría, lo que hicieron Jos cristianos á pe–
sar de prohibicion del Papa.
Durante esta expedicion se presentó
á
los
cruzados el Principe Alejo, hijo de Isaac Angelo
emperador de Constantinopla que babia siclo
destronado por un usurpador, implorando au–
xilio en favor de su padre
y
ofreciendo la re–
conci li ation de les grisgos con los latinos y
proporcionar elementos para la conquista de
Jeru¡;alom. Los cruzados accedieron
á
sus súpli–
cas
y
despues de nn combate de seis dias,
Constantinopla fué tom3da, el usurpador de–
puesto é Isnae restablecido en su trono. Pero
poco despues
u.nonueva revolucion los arrojó
del Poder ;
y
padre é hijo fueron asesinados.