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po,qia sqstenerse contra los infieles que
tritJ.l)f~.,.
bµn
á
la~
órdanes de Nuredino. A la rp,uerte
d~
es.te,,
su sucesor el Gran Saladino continuó la
carrera de sus triunfos: venció
á
los cristianos
eq la sangrienta batalla de
Tiberiad.esy tom6
á
~erusalem .
Lqs cristianos tuvieron
qu~
salvaF
su vida
á
fuerza de oro, muchos fueron
arroj~v
jad'Js de la ciudad y las Iglesias fueron conver–
tidas en .Mesq uitas.
Tercera Cruzada-La
noticia de Ja toma
de Jerusalem por Saladino llenó
á
la Europa de
una gran consternacion. Se estableció el diez–
mo Saladino, el Papa Gl'egorio VII dirigió circu–
lares
á
los reyes exit:rndolos
á
la d1efensa de
los Santos Lugares y Guillermo arzobispo de
Tiro predicó una tercera cruzada. El movimi_eni
to
fué
mas general que en las anteriores : casi
toda la Europa se armó, y Federico Barbaroja
emperador de Alemania, Feliµe Augusio rey de
Francia y Ricardo Corazon de Leon rey Ingla–
terra fueron ¡os gefes de la expedicion
(1190).
El ejército aleman pereció casi todo en Asia, el
mismo emperador murió ahogado en un río de
Cílicia. Felipe Augusto y Hicardo marcharon
por mar, y llegados
á
Palestina pusieron
sit.ioá
la ciudad de Tolemaida que se rindió al cabo
de dos años. Hubieran podido reconquistar
á
Jerusalem ; pero las discordias que se suscita–
ron entre ellos y la rivalidad entre los franceses
é
ingleses malograron el éxito de la expedicion.
Felipe Augusto regresó
á
Francia ; y Ricardo,
cuyas hazañas contra los musulmanes le valie–
ron el titulo de
Curazon de Leon,
solo pudo