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dos se negaron
á
someterse fueron perseguidos
por el poder civil desapareciendo á fines del
periodo los últimos vestigios de este cisma .
.Cis1na
Griego -
Ocupaba S. Ignacio, á
mediados del siglo noveno (858), la silla pa–
triarcal de Constantinopla, cuando Fócio, el
hombre mas erudito <le su tiempo, dominado
por una grande ambicion, fué el promotor de
este cisma que trajo por consecuencia Ja sepa–
racion de la
lglesia Griega de la Romana. Pro–
tegido por Bardas, favorito del emperador Mi–
guel
IJ[
ú
quien S. Ignacio babia excomulgado
por sus desó rden es , se hizo elegir por sucesor
del santo patriarca que separado de su Iglesia
fué perseguido
y
desterrado. Foció desplegó
en tónces toda su hab ilidad
y
astucia para ha–
cerle renunciar Ja silla,
y
no habiéndolo con–
seguido, se hizo conferir todas las órdenes sa–
gradas en seis dios por un obispo cismático y se
apotleró del patriarcado. Escribió, en seguida,
al Papa Nicolas 1 una carta hipócrita, asegurán–
dole que San Ignacio se hahia retirado á un
monasterio en el que queria terminar sus días,
y
que él se hribia prestado á admitir el patriar–
cndo solo por el bien de la Iglesia : de este modo
pensó sorprender al Pontífice
y
obtener su .
aprobacion. Pero Nícolas I mandó dos legados
a
Constantinopla para informarse del asunto;
y
aunque estos, seducidos ó violentados por Fó–
cio, pronunciaron la deposicion de S. Ignacio,
informado el Pontífice de lo ocurrido, exco–
mulgó
á
los legados, depuso á Foció y decforó
que S. Ignacio era el patriarca legitimo. En-