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cieron en poco tiempo las mas r áp idas conqujs–
tas;
y
despues de haberse apoderado de la India,
de la Persia, la Siria, los Santos lugares
y
el
Egipto; invadieron el Asia Menor, amenazaron
á
Constantinopla; conquistaron el Africa
y
pasan–
do el estrecho de Gibraltar se apoderaron de Ja
España
y
penetraron en Francia, en donde ven–
cidos por Carlos Marte!, tuvieron que retirarse
dcspues de haber hecho temblar
á
la cristian–
dad. Su crueldad en los paises cristianos que
habian conquistado, principnlmente en Jerusa–
lem, dieron lu ga r
á
las cruzadas, en las que ata–
cados en el centro de su poder, se vieron obli–
gados
á
abandonar s us pretensiones para la con–
quista de Europa.
l\ion.otelistas -
Sergio, patriarca de
Constantinopla,
fué
el autor de esta herejía que
apareció
á
principios del siglo séptimo (6'29).
Tratando de conciliará los Eutiquianos con los
católicos, sos tuvo :
«
Que a unque en Jesucristo
existían las dos naturalezas divina
y
humana,
no había mas que una operacion
y
una sola vo–
luntad;
y
que esta era divina.
»
Este nuevo
error fué combatído principalmente por San
Sofronímo, patriarca de Jerusalem
y
por el
Papa San Martín; h as ta que el emperador Cons–
tantino Pogonato reunió el sexto Concilio gene–
ral tercero que se celebró en Constantinopla,
el que condenó la herejía
y
declaró que en Je–
sucristo había dos operaciones naturales
y
dos
voluntades : una divina
y
otra humana
(680).
Iconoclastas -
Leon el Isaurico, empe–
rador de Oriente, fué el autor de esta herejia.