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ciudadanos de la Meca y

pen~ó

en ser el refor–

mador de su pueblo. Se presentó :inte. Ios á rabes

como profeta, predicando la unidad de Dios: «No

hay mas Dios que Dios y Mahoma su profeta,>

lal

fué

el principio de su predicacion. Persegui–

do por los lrnbit.antes de la Meca huyó á Medi–

na; esta huida, ltamada

Hegira,

corresponde al

15

de Julio de 622

y

forma la era musulmana.

Vencedor de sus enemigos, Mahoma volvió á la

Meca, y fingiendo tene1· com unicacion con el

angel San Gabriel impuso á lo s árabes su doc–

trina como verdad revelada. Toda ella está con–

tenida en el

Coran

que abraza la rcligion, mo–

ral

y

legislacion musulmana. El libro de los ma–

hometanos contiene mucho s preceptos tomados

del Cristianismo y del Judaísmo; pero estos

s~nos principios están mezclados con los groseros

absurdos del fatalismo y la predestinacion

qu~

forman el carácter de su doctrina. Entre los de–

beres que prescribe son los mas notables la ora–

cion, el ayuno, la limosna, la pereg1·macion á la

Meca

y

la guerra santa. Reconoce el dogma de

Ja inmortalidad ; pero desfigurandolo con la

creencia en otra vida en que

lo~

placeres sen–

suales constituyen toda la felicidad. Prohibe el

juego

y

el uso de los licores; pero autoriza la

poligamia, finalmente reconoce como profeta

á

Jesucristo, aunque inferior á Mahoma. Seduci–

dos

y

entusiasmados los árabes, se preparaba el

profeta para conducirlos

á

la guerra santa,

cuando murió

á

consecuencia de un veneno que

le habian dado. Su obra no concluyó con él:

convertidos los árabes en fanáticos sectarios hi-