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se presentó el año
319
enseiiando una doctrina
opuesta al dogma de la Iglesia.
«
Sos tenia que
Jesucristo era la primera de todas las cristuras;
no
enianada
de Dios, sino
creada
y
de una sus–
tancia
análoga
á
la naluraleza divina.
»
Así Ar·
rio negaba la divinidad de Jesucristo que en su
concepto no era eterno ni consustancial con el
Padre. Combatido por S. Alejandro, obispo <l e
Alcjandria, que lo escomu lgó, se retiró
á
Pales–
tina en donde se ganó un
gr~m
número de pro–
sélitos y continuó esparciendo sus errores con
escándalo de la lglcsia; hasta que el emperador
Constantino, de acuerdo con el Papa S. Silves–
tre, convocó
é
hizo reun ir el Concilio general
de Ni cea
(325
j.
En esta asamb lea fu é examinad3
y
coudenada
Ja
do ctr ina arriana; se declaró
como dogma católico que Cristo era Dios,
con–
sustancial
con el padre, se redactó un símbolo
que se ll amó Niceno,
y
Arrío nuevamente ana–
tematizado fue des terrado. Sin embargo lo s
arrianos aunque condenados, suscitaron gran–
des turbulencias: fingiendo acéptar la doctrina
de Nicea, lograron ganarse al em perador,
y
no
solo obluvieron que Arrío fuese
ll amado del
destierro, sino que hicieron perseguir
á
lo s
obispos católicos, principalmente al célebre S.
Atanasio que era considerado corno su mas te–
mible adversario, contra quien levantaron dife–
rentes calumnias, logrando indisponerle con el
pueblo
y
con Conslantino I!, que lo desterró.
Alentados con el buen re sultado de sus intrigas
se creían triunfantes, y Arrío llamado
á
Cons–
tantinopla iba
á
ser recibido en triunfo, cuando
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