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DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.
3rr
ra del que el Salvador hizo
á
su santísima
Madre
el dia
de su triunfante entrada
en
el cielo. Se levantó el
·rey,
dice
el
texto, la salió al encuentro, la saludó con mu–
cho respeto;
y
habiéndose sentado en su trono, mandó
poner otro")rono para su madre,
y
la hizo sentar
á
su
diestra (
3.
Re~.
2. ).
Tambien en el dia de la asuncion de
la
santísima Vírgen se verificó aquel prodigio que san
Juan
admiraba tanto en el cielo; una muger vestida del sol,
con la luna baxo de sus pies ,
y
una corona de doce es–
trellas en la cabeza.
Si
los ojos del hombre no viéron
ja–
más, .dice san Bernardo, si los oidos jamás oyéron, si
el
corazon del hombre no comprendió jamás lo que Dios
tiene preparado para los que
le
aman,
i
qu ién podrá , no
digo explicar, pero ni aun comprender lo que preparó
para su . madre, .Ja cual le amó mas élla sola que todos
los hombre·s j.untos ,
y '
la que el qiismo Señor amó coa
una ternura que excede
á
cuanto se puede
pensar~
Quid
prteparavit gígnenti
se~
No es posible que ninguno pue–
da jamás expresar, ni aun comprender lo grande de la
gloria, y la sublime elevacion del trono de la Madre de
Dios, dicen los santos padres. No hay que pasmarse de
lo que voy á decir, afiade Arnaldo de Chartres: la gloria
de María en cuerpo y alma en el cielo no es como la de
los <lemas bienaventurados: María forma un órden parti–
cular: tiene un puesto incomparablemente mas alto que
el de todos los habitadores de la celestial Jerusalen;
y
se
puede decir, que la gloria
á
que Mada está sublimada
en el cielo, no es solamente una gloria ·semejante, digá–
moslo así,
á
la de .su
Hijo,
sino que es en algun modo
la
misma :
Gloriam cum matre non tam communem judico
quam
eamdem.
En todos los santos son diferentes las gracias, aun–
que en todos es uno mismo el espíritu : no ha y santo que
no se haya aventajado en alguna· vi.rtud, que parece
ha–
ber hecho su carácter:
Divisiones-gratiarum sunt. A
esta
diversidad de gracias corresponde en-el cielo una diver–
.sidad de gloria, que hace haya alguna diferencia entre
cada bienaventurado: cada uno tiene sus rasgos de belle–
za particular : cada uno tiene como sus colores
y
su ro,
page
dé
·gloda que le distinguen. La santísima Vírgen, ha–
biendo sitio
colma4a
de gracias, reunió
en sí
todos
lós'
,
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