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3-IO
VIDA
no solo de la resurreccion y de la ascension d"el Sal–
vador, sino tambien de la asuncion de la santísima Vír–
gen, arca misteriosa, que llevó en su seno al principio
y
fuente de toda
santidad~
i
Quién puede -comprender, exclama san Bernardo, la
gloria con que subió
á
los cielos la
Rey
na del universo, los
transportes de amor con que tantas legiones de ángeles la
saliéron al encuentro, los sentimientos de respeto y de
veneracion, y los cánticos de gozo con que la acompa–
ñáron
~
Jamás se vió triunfo mas glorioso.
i
Qué día n1as
célebre, dice san Gerónimo, que aquel en que la santí–
sima Vírgen fue elevada
á
los
cielos~
Et htec est ·prtesen–
tis diei festivitas.
En el cuarto siglo hablaba ya así este
gran Doctor de la asuncion de la santísima Vírgen.
Me atrevo
á
decir, exclama el beato Pedro Damiano,
salva· la magestad del Hijo, que la asuncion de María se
hizo con mas pompa y aparato que la ascension del mis–
mo Jesucristo; pues en la ascension del Salvador solos los
ángeles le saliéron al encuentro, y le acompañáron; pero
en la asuncion de María,
á
mas de todos los espíritus bien–
ª
venturados, el mismo Hijo de Dios sale al encuentro
á
su madre,
y
la lleva en triunfo hasta el mas alto de los
cielos. Así se ha visto que muchos reyes
y
emperadores
han querido que la entrada de sus madres en la capital
fuese en algun modo mas magnífica que la de éllos mis-
1nos, sabiendo muy bien que es su propia persona la que
se honra en la persona de sus madres. No hay que es–
pantarnos, dice san Bernardo, de que toda la corte celes–
tial se admire,
y
de que todas las celestiales inteligencias
exclamen:
Qute-est ista,
quce
ascendit de deserto deliciis
afluens
,
innixa
super dilectuni suum?
i
Quién es ésta? Co–
mo si dixeran:
i
qué pura criatura puede igualar en san–
tidad y en gloria
á
ésta que se levanta del desierto; esto
·es, de esta tierra cubierta toda de abrojos y espinas: de
esta tierra maldita despues del pecado del primer hom–
bre~
i
Quién esta Vírgen privilegiada que sale del mundo,
brillante como el sol, enriquecida de los mas preciosos
dones, llena de las mas dulces delicias, y recostada sobre
su amado, nuestro Señor
y
nuestro
Dios~
El recibimiento que el rey Salomon hizo
á
su madre,
dicen los intérpretes, nofue sino una débil y tosca figu -