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DE LA SANTb IMA
v·iRGEN.
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fines y motivos de ambicion y de avaricia; pero la Pro –
videncia disponía así las cosas para que, precisados Jo ..,
sé
y
María á concurrir á Belen, viniese al mundo el
M~sías en esta pequeña ciudad, en la cual estaba profetiza–
do que habia de nacer,
y
con esto se cumpliese la pro–
fecía. Aunque san José
y
la santísima Vírgen vivían de
asiento en Nazaret, ciudad de Galilea, eran qo obstante·
de la tribu de Judá,
y
de la casa
y
sangre de David;
y
por haber nacido David ,
y
haberse criado en Belen, esta
ciudad era como el tronco
y
solar de todos sus descen–
dientes,
y
habia retenido siempre el nombre de ciudad
de David;
y
por lo mismo todos los descendientes de es–
te santo Rey debian ir
á
matr-icularse en el regist ro pú–
blico de dicha ciudad, segun el órden del Príncipe.
§.
XIX.
1
La santísima
Virgen
pare en
Be/en
al Salvador
del mundo.
lnformadct perfectamente la santísima Vírgen de todo lo
que había de suceder,
y
sabiendo muy bien que paria en
Belen , habia prevenido los pañales para envolver al di–
vino Niño luego que naciese. No nos detenemos ahora
á
contar todas las maravillas que pasáron en este admira–
ble nacimiento, por haber referido toda la historia muy
- por menor en la vida de Jesucristo; os contentamos con
decir que habiendo ido María
y
José á Belen, encontrá–
ron que todas las posadas estaban
gas por los de la
misma descendencia real , que habian acudido de todas
partes,
y
siendo mas ricos que éllos , se les habian ade–
lantado. No habiendo encontrado donde alojarse la san–
tísima Vírgen
y
san José, por razon de la multitud de
extrangeros que el edicto del Príncipe babia atraido
á
Be–
len, se viéron precisados
á
retirarse
á
una cueva hecha
en una roca,- la cual pertenecia á una posada que esta–
ba junto á una de las puertas de la ciudad por la parte
de afuera, la cual <;ueva servia de alvergue
á
las b'estias
de carga,
y
era como una especie de establo
ó
caballeri–
za pública. Aquí fue donde la mas santa, la mas augus-
Torn. VI.
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