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VID.A
.esto , d icen los santos PP. que así como
no
quiso darse
á
nosot ros sino por medio de María; tampoco quie re que
reciba mos _sús gracias
si.nopor ,medio de esta Señora:
Ni–
hil nos D eus habere voluit
;
quorl per Marice manus non
transiret.
~
Al representar san Ambrosio esta célebre visita, se–
ñalada con tantos misterios, profecías
y
prodigios, es tan–
ta su admiracion, que no puede menos de manifestar la. Isa–
bel, dice este Padre, es la_primera que oye la voz .de
Ma–
ría;
y Juan siente
y
experimenta 'al mismo tiempo la gra–
cia
de Jesucristo. Las dos mádr,es publican exterio rmente
las maravillas de la gracia,
y
Juan experimenta dentro los
efectos. Jesucristo llena
á
san Juan de la gracia aligada al
ministerio de precursor,
y
san Juan anticipa las funciones
de su ministerio . por un duplicado milagro; finalmente,
María é Isabel, eonc1uye san Ambrosiio, animadas interior–
mente del espíritu de sus hijos, hacen 1de
su
conversacion
'4Da
série de oráculos
y
de profecías.
§.
XVII~.
Ignora san ]-0s'é el misterio de la Encarnacion,
y
ad'"Uierte .el preñado de la santísima Virgen•
.La mayor parte de los santos PP.
y
de los intérpre–
tes son de parecer que la santísima Vírgen no aguardó
al parto de sant a Isabel, sino que se volvió pocos dias an–
tes de él á Nazaret, su dulce y amado retiro. El viage
no entibió su amor .á la soledad, ni la mranifestacion de
su
maternidad divina alteró en ·nada su pr ofunda· humil–
dad. Lo que pasó en Hebrón la hacia demasiado- honor
para ·no ocultárselo al mismo san José, ni pensaba en des–
cubrirle lo que el Espíritu s.anto' le habiá ocultado hasta
entonces: pero estaba demasiado adelantada _
en,.
su pre–
ñado para
que
el casto Esposo no lo echase de ver. La
a lta
y
justa idea que tenia éste de la santidad
y
de la cas–
t idad de su esposa, no le permitia sospechar que hubie–
se c_ometido lá menor infidelidad : por otra parte estaba
j nformado de su voto de vi rginidad, era testigo de su dé-"
lic~4eza
ext remada
sobre
una v!rtud
que
le
era tan ama-
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