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2z6

1

"'VJ

n ·A. · ·

1

mas vivos sentimientos de estimacion, de amor

y

de re–

conocimiento, no miró desde entonces á la santísima

Vír~

gen sino como al templo vivo de la divinidad, 'como'

á'

]a madre

dél

Mes:fa.s

y del Redentor, y como

á ·

la Rey-

na de ·los ángeles·

y

hombres.

·su

veneracio.n hacia ·élla 'S'e

aumentó con su ternura,

y

su amor á élla ere.ció con su res–

peto. La admiraba como

á

la mayor de todas las maravi...

llas:

la

reverenc~aba

como á la mas santa que hubiese babi

do jamás en la tierra: la honraba como-

á

la persona mas

respet.able" del~unive·rso;

y

sus cuidados, su atencion

y

sus

'ofi~;ios corresp~nd-iéron ·

en

tódo

ár

su estimacion,

á

su ve–

neracilc:>n

y

á -sü ternura. La ·santísima Vírgen pasó de es-

te modo con su casto Esposo los seis meses de su preñado,

viviendó

1

entrámbos en un perfecto recogimiento,

y

en -

una contínua meditac'ion de un tan inefable misterio. Es-

te era el asuntó ordinario de ,sus conversaciones, las cua–

~es

eran todas espirituales. _Mas.

semejant-.és

lo"s dos espo–

sos

á

los ángeles que á los hombres pasáron su vida en

una perpetua adoracion, acompañada de los sentimientos

del mas vivo reconocimiento

y

del rilas puro amor. ¡Con

qué profusion derramaba Dios sus mas insignes favores

y

~us

<;:e1estiales t_esoros' sobre

e·~tas

pos almas privilegiadas!

¡

<:on qué ternura se comunicaba" Dios

á

úno y ·

á

ótro!

No se duda que desde que se obró el inefable misterio

de la Encarnacion, tuvo la santísima Vírgen continuamen-

te

tin

gran número de ángeles destinados únicamente

á

la

conservacion

y

custodia de su sagrada persona, como tan

necesaria para la salvacion d.e los hombres, como tari

amada de Dios

y

n respetada de todo el cielo_.

., Se llegaba el

t

mino de los nueve meses del preña–

do de María, cuando queriendo el emperador Augusto te–

ner un estado

y

razon puntual de las fuerzas

y

rentas

del imperio, mandó hacer la descripcion de todos

sus

súb–

ditos, entre los cuales se comprendían los judíos;

é

im–

puso uri'a capitacion

gener~l ~

la

ccual

era un tributo en

que se pagaba un tanto por cada cabeza. Para ello hizó

publicar un edicto

e~

que se

man~aba,

que para ·evitar

la confusion fuese cada uno al lugar de su orígen,

se

hi~

dese matricular en ·Jos registros pliblicos,

y

se pagase

por cabeza la suma señalada; como ' se "dixo en la vida

de Jesucristo. En

~todo

esto

no

tenia -el Empeilador

si-no