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254

V

1

DA

xa discurrir cuánto les costaria este sacrificio. La pequeña

hija-era todo su consuelo, todo su tesoro,

y

todas sus mas

dulces delicias; pero cuando el espíritu de Dios es qüien nos

aníma, cuando somos tan religiosos como san Joaquin

y

santa Ana, se prefiere con gusto á su propia satisfaccion lo

que se debe al Señor.

Hízose este doble sacrificio el dia

21

de noviembre, en

el que san Joaquín

y

santa Ana fyéron á ofrecer al Señor

en el templo la alhaja quemas amaban

y

apreciaban;

y

Ma–

ría fue igualmente

á

animar esta ofrenda,

y

á

efectuar este

sacriflcio, consagrándose élla misma de todo corazon,

y

del

modo mas perfecto á su Dios, por la obligacion pública

y

solemne que hizo al Señor

de

su corazon, de su espíritu, de

su cuerpo

y-

de todas las potencias de su alma;

y

todo es–

to del modo mas santo

y

mas_agradable

á

los ojos de Dios;

de suerte, que

se

puede decir, que este sacrificio fue el mas

santo

y

mas perfecto de cuantos se habían hecho á _Dios

desde el principio del mundo;

y

esto es lo que se llama la

presentacion de la santísima Vírgen en el templo de Je–

rusalen.

§.

X l.

La presentacion de la vírgen _María.

Entre los judíos babia dos géneros de

pre~entacion

en el

templo: la primera era de obligacion, pues era mandada

por la ley, y era la que hacian las mugeres en

determina~

dos dias des pues de sus partos; es á saber,

á

los ochenta

dias por las niñas,

y

á los cuarenta por los varones. La otra

presentacion se hacia por lo"s que habían votado consagrar

sus hijos al servicio de Dios en el templo, como la que hi–

zo Ana, madre de Saq1uel,

y

santa Ana, madre de la san–

tísima Vírgen. Habia para esto alrededor del templo de Je·

rusa len habitaciones destinadas, qnas para los ·hombres,

ótras para las mugeres, algúnas para los niños,

y

ótras pa·

ralas niñas que debían cumplir la promesa que habian he–

cho éllos ó éllas, ó sus padres por éllos. Había maestros

hábiles,

y

maestras de una virtud conocida para educar en

la piedad

á

los niños

y

niñas respectivamente;

y

el

emp~eo

de éstos

y

d.eéstaseraservir en los ministerios sagrados, ca-