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pE
LA SANTÍSIMA VÍRGEN.
253
da. como
á
su ·esposa sin mancha, como
á
la
que
habi3. de
ser madre de su amado Hijo. Sol o Dios puede saber cuán
ag ra J ab le le fue esta ofrenda,
y
las abundantes gracias de
que fue acompañado es te primer acto exterior de re l igion
d e la 1n as feliz
y
dev o ta Njña .
.
Se cree ,
y
e nuy proba ble , que san Joaquin
y
santa
Ana
J1o
lleváron su santa
H ij a
al templo solamente para
sa [isfa
~er
á la ob lígac ion de esta ceremonia,
ó
presen tacion
purarp
nte legal, sino tambien para o frecer la toda a l S ñor,
y
consagrárse la como un don del cielo,
que
é llos no tenían
sino en de
p
' si to,
y
que estaba n resue ltos
á
vol vérsele á dar
mu y luego que estuviese en edad de ser admitida para el
servicio del [ernplo.
A cab da l a ceremonia, vol vió la santísima Vírgen
á
Na–
zare t, en donde fue por espacio de t res años el o bje to de
los cuidados
y
las delicias de su santa familia. Como Ja gra–
cia se babia anticipadO' nue ve meses á su nacimiento, tam–
b ie n el
uso
de la razon se anticipó en é1la
á
Ja edad en que
la
razon acostumbra desenvolverse en los dema·s niños. Ape–
nas te nia María dos años cu a ndo
ya
pa recian hacer su ca–
rácter
la
pied a d,
la
p rudea.cia,
la
m ansedumb re
y
la doci–
lidad. Al modo que los astros?
aunq ue
lumino os totalmen–
te
desde el punto que
a
parecen .sobre
el
or izonte, parece
van descubriendo
á
nuestros ojos un nuevo respla ndor
á
me–
d ida que se alejan del puntode dondese lev an tan; así la sa n·
tí
ima Vfrgen, semejan t e
á
la est re·lla, de la cual llevaba
el nombre , aunque desde el
primer
instante
de
su inmacu–
lada concepcion babia recibido el don de sabiduría, no rna:-
11ifestaba sus tesoros inc con.forme iba crec iendo en edad.
Se
adrni J'la ban
todos los dias e n esta j©ven Niña go1pes -br i–
IJ
ntes
de
una
razon
1antici
pada : todo era en élla ex traor–
dinario, po rque todo e ra maravilloso. H abiéndose an t ic i –
r
ado
la
razon á la
edad, creyéron san
Joaquin
y
santa
An a
gue debían
a ntici par
el
ti em po
de
cumplir
su voto.
~Habían
p romfttido a l Señor, que si no obstante su larga esteri lidad
L s daba . un niño
6
nii.ña, lo consagrarían
á
su
~e r~
ic io e n
el
tern plo. H a llando, pues, en su santa Hija, en la ed ad de tres
años, un juicio, una sabiduría, una de voc ion a·nt ici pada ,
que no se hallaba en
ninguna
de las otras niñas de mucha
edad, determináron irá volverle a l Señor u n tesoro gue
hasta en tonces
no
habian tenido sino en depósito.
Ya se
de·-_