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VID
K-
Jesus
y
de María: en aquellos primeros tiempos de fervor
no
se pronuncia ban
el
úno sin el ótro.
La
religi~.n
era la
mis–
ma hoy que era
enton~es:
Jos verdade ros_ fieles tiene n el
di a de
hoy
el mismo amor
y
el m ismo respeto
a-1
.Hijo,
é
igua1 mente profesan
á
la Mad re la misma veneracion
y
la
mi sma ternura que se
la
profesaba en
aqu~llos
felices tiem–
pos; esto es lo que junta ordinariamente estos dos·augustos
nombres en el corazon
y
en
la
boca
de
jos
cristianos, espe–
cialmente á
1 ~
hora de la muerte, de modo,queno se ha
vis-:
to sa nto que no baya tenido la devocion
y
el dulce c
onsue–lo
de morir pronunciando los santos nombre de Jesus y.Ma–
ria.
El
santo nombre de María, nombre que es el terror de
lós infie rnos , la alegría de los ángeles en el cielo, y el con–
s.uelo de los fieles s.obre la tie.r ra, es tan dulce
y
tan respe–
t a
ble
á
toda la
I~lesia,
que ha establecido
una
fiesta parti·
cnlnr
á
honra . suya el domingo primero despues del dia
de su ·na tividad. A l fin de esta vida se verá el.niotivo
y
la
historia de esta fiesta.
§.X.
La sant ísima Vírgen se cria en Nazaret en
casa
de sus padres hasta la edad. de tres años.
Cumplidos los. ochenta dias des pues ·
d~1
na.cimiento
d~
la santísima Ví rgen, que era el tiempo en que ordepaba
la
le y que las madres q ue hab ia n pa r ido hija debían purificar–
se, llevar
l::i
niñ a al templo,
y
ofrecer
al
Señor por sí
y
po~
la
hija un cordero en holocáusto, y un picbon
ú
dos tórto-·
l as; santa Ana
no
faltó
á
est á c eremonia que prescribía
1a
religion·, de que era
ta~
zelosa. Llevó,. pues, la.Niña vír–
g e n á Jerusalen,
y
la ofreció al Señor en
el
temp1o; pero
mientras que
~e
ofrecra
por
M a ría la víctima prescri pta por
la ley, esta. dichosa Niña inmolaba
él la
misma
al
Señor
~e
un modo mucho mas es piritual
y
mas perfecto. Hasta en:.·
tonces. no había vi sto Dios
en su
te111;plo,
ni sobre
sus
alta·
res una víctima tan pura, \tan santa, tan agradable
á
sus
ojos; tan dign a de
sus
divinas
compla cenci<~s.
La Niña
vír–
gen se ofrecía iñteriormente
á
si1 o¡os como la mas hu mil·
de de. sus esclavas;
y
Píos
la~
recibía
como á
su
hija queri-