Table of Contents Table of Contents
Previous Page  220 / 404 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 220 / 404 Next Page
Page Background

VIDA DE CRISTO

tela es sumamente fin a , y está cogida en una infinidad de

pliegues

y

de ·replieges, de suerte que teniendo ocho pies

de largo

y

cinco de ancho, está reducida

á

un muy pe–

qu eño volúmen; sin embargo, está tan entera y tan nueva

despues de tantos siglos como si acabara de salir de las

manos del artífice, al paso que las estofas que la rodean

se gastan

y

se rasgan en fin por sus pliegues, y necesitan

renovarse despues de pasados algunos años.

i

Nó se puede

decir que esta visible integridad del sudario de Besanzon

es un milagro permanente, que confuqde la mas 1naligna

incredulidad,

y

que no tiene por donde morderle la críti–

ca mas severa?

Así se ven pocas santas reliquias que se guarden con

mas cuidado,

y

que se reverencien con tanta religion. El

santo sudario está encerrado en un cofrecito de plata so–

bredorada , está envuelto en un raso carmesí,

y

dicho co–

fre de plata sobredorada está dentro de una caxita de rna–

dera, forrada por dentro de una estofa de las mas pre–

ciosas-; está cerrado con cinco cerraduras todas diferen–

tes, de las que cinco canónigos guardan cada úno su llave:

este sagrado depósito está detras del altar, que se llama

del santo Sudario, en un armario cerrado con tres llaves,

que guardan tres distintas personas; á mas de esto, es me–

nester todavía pasar, para llegar á él, por dos puertas,

una de las cuales está forrada con planchas de hierro. To–

dos estos cuidados y precauciones, despues

d~

tantos si–

glos, muestra bastante la veneracion que se tiene áesta pre–

ciosa reliquia, y la estimacion que se hace de élla: se mani–

fiesta públicamente el santo sudario dos veces al año con

una magnífica solemnidad; en la

Pascu~

le muestra el se–

ñor arzobispo ;asistido de dos canónigos;

y

el dia de la

Ascension hacen esta augusta ceremonia dos señores ca–

nónigos al son de las

car~

panas

y

al ruido de toda la ar–

tillería de la plaza.

(Chifflet, de Lint, sepulc.)

El historiador arriba citado

refiere una infinidad de milagros obrados por esta preciosa

reliquia, y autorizados con actas tan auténticas que no

se pueden poner en duda sin temeridad. Muchos ciegos

han recobrado repentinamente la vista con solo tocar el

santo sudario,

y

éstos en presencia de infinitas gentes que

han

s~rvido

de testigos. Se ha visto tambien un pobre cie-