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VIDA DE CRISTO
preciosa reliquia en una particular veneracion en todo el
Oriente:
MisJ'um ergo in
i~nem
sudarium
, dice
el
santo
Hi
toriad.or,
v eloci
raptu
ejfí1giens evolat, et sutmno
in nere
diutissime quasi ludendo volitans; ad
ultimurn ~
cunctis utrin–
que intuentibus, esse
lertiter
in cujusdam
de
christiana plebe
sinum deposuit, quod rnane mox totws populus sumnia v ene–
ratiofie salutabat, et osculabatur.; habet autem lonPitudinis
/
.
""
pedes octo.
Hasta
aqu1
son las propias palabras del venera-
ble Beda; quien, como dice él mismo, había sabido toda
esta hisroria de boca
del
obispo Anu lfo,
el
que, habiendo
hecho la peregrinacion de
la
Tierra santa, se habia encon–
trado en étla cas i al mismo tiempo que sucedió este mila–
gro. Teniendo
el
sudario de Besanzon los mismos ocho pies
de
largo que el suda rio de que habla el venerable Beda,
hay
un gran mo t ivo para c reer que el sudario de que habla es–
te hombre sábio, á quien se mira como á un padre de la
Iglesia, es el iriismo que el de 8esanzon. El saríto
sud~rio
de Tu rin tiene doce pies de largo,
y
no se halla otro san–
to sudario q ue el de Besanzon que sea de la misma medi–
da
que el sudario de que habla el venerable Beda.
. El
incendio de la igle ia de san Esteban de Besanzon
del año
de 1349·,
de que hemos hablado, nos privó de la
.notici~
del año en que fue traido este precioso depósito,
y
del bienhechor que enriqueció con él
á
esta célebre
iglesia. Lo cierto es, que ha biendo tomado la cruz Go–
clofre de Bullon , Roberto, conde de Flande?,
y
los mas
grandes ·seño res de Francia,
y
h a biéndose puesto
á
la
frente de aquella famosa Cruzada
que
sacó la Tierra santa
de
manos de los infieles, fo éron acompañados de una
in–
finidad de eclesiásticos
y
de prelados, que quisiéron te–
ner
parte en ·una tan santa conquista.
De
este número fue
Hugo, arzobispo de Besanzon,
á
quien acompañáron al–
gunos
de sus canónigos. Uno de
los
cuales, segun se cree,
habiendo rescatado esta reliquia, enriqueció despues
su
iglesia con tan precioso
don.
Habiéndose quemado la iglesia de Besanzon el año
de
r349,
no se dudó que el santo sudario hubiese sido
con–
sumido ·por las · llamas con todo el tesoro de dicha igle–
sia~
hasta que algunos años despues se advirtió que to–
das las noches se dexaba ver una
luz
milagrosa sobre
un
parage
de las ruinas; se
cavó,
y
se halló
el
santo suda-