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SEÑOR NUESTRO.

203

ra

Cruzada,

en tiempo de G odofre de Bullan

(De

locis

sanct. c.

5.). El

venerable Beda, que vi

ia

á

fin s del

i–

glo

Vll,

y

á principios del

V lll,

en el libro que e cribió de

los santos Lugare ,dice que el santo udario que e tuvo in–

mediatamente sobre el uerpo del Salvador de pues de su

muerte, cayó en mano de un jud ío que se había conver–

tido á la fe por la predicacion de los após t ole ,

y

atraxo

sobre él las mismas bendiciones delcieloqueübcdedon ba–

bia recibido guardando en su casa el Arca del Señor. Todo

sucedia prósperamente en su ca a desd e que habia entrado

en ' lla el santo sudario; y en poco ti empo e vió uno de

lo mas opulentos de

la

Palestina. Poco ántes de morir, que–

ri ndo hacer la particion de sus bienes entre su hjjo , dió

á

coger al primogén ito, ó todos los bi enes raice quepo–

seía , ó el santo sudario,

á

quien miraba como

á

la verda–

dera causa de su fortuna. Escogió desde luego el primogé–

nito todas sus grandes posesiones

y

riqueza , dexándole al

1nenor

el

santo udario por su única herencia; pero por mas

de ' igual que pa recie e á los ojos esta heren ia, se vió bien

pronto que el menor babia sido el mas bien librado; pues

todas

las

grandes riquezas del

primog ~nito

e de vanecié–

ron en poco tiempo ent re las manos del que la poseía, ien–

do mayor cada dia la abundancia en

ca . a

de

u'

hermano.

Habiendo perseverado esta série de

pro~perid

des muchos

siglos de padres

á

hijos, atraxo muchos

n

vidiosos

á

esta

afortunada familia, ha ta que habiéndose apoderado los sa–

rracenos de lo santos Lugares,

y

noticioso de la virtud mi-

1?.grosa de este sagrado depósito, qui ·iéro n quitársele

á

los

fiele . Fue llevada la causa al tribunal de Mauvia ., rey

de

1

s arracenos, el cual, queriendo terminar to a estas

dis–

puta , mandó encen

runa grande hoguera, y en pre en–

cia de infinidad de inñele

y

de cri tiano. hiz

arrojar

en élla el anto sudario; pero el Señor, que qu ri a con er–

varno esta precio a r 1iquia , no pern1itió que pere iera:.

vi '

e

te agrado sudario, de pues d haber e ta ·o algu–

no

in

' t nte

n medio del fu ego

in qu emarse

ni pa

er

1

in

n

r le ion,

1

v nt r e de repente há

i

2rriba ·

y

ha–

biend

ta o algun tiempo en el ay re

á

vi ta de toda aque–

ll a

ent

~fue

á

on r e us en o en la man s de

l 1

is·

ti c

i

ue e halla

ntr Ja mu

f

tud, al ual se le d xó

l

rey

d

lo

sa~

ceno • D spue dt!este inilagro estuvo s a