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SENOR NUESTRO.
§.
LXVI
1.
Los 1nisterios
y
fiestas principales en honra
de Jesucristo.
H abiendo referido en esta historia con bastante exten–
sion, h ta las menore circunstancia , todos los misterios
de la vida y muerte de Jesucri to, ha t su gloriosa a cen–
sion
á
los cielos, solo re ta hablar aquí de sus sagrados
de pojos; e to es, de los instrumento de u pa io·n
y
de su
muerte,
y
de todo lo que irvió en su epultura; lo que
se puede llamar las sagradas r ljquias del Salvador, cuya
mayor parte honra la lglesia con part iculares fiestas.
C lebrando la Igl sia todos los años on t an ta solemni–
dad estos sagrados misterios, · que se pueden llama r el
alma de nuestra religion, no pretende precisamen te reno–
var su memoria, sino que sus hijos saquen de éllos todo
el fruto que son capaces de producir en las almas bien
dispuestas,
é
intenta asímismO' excitar u reconocimiento,
fomentar su devocion por la celebridad de estas grandes
fiestas. En efecto, entre todos los exerci io en que puede
ocuparse la d vocion de los fieles, apénas hay ninguno
mas útil que .el de emplear bien los días de las fie tas so–
l~mne
; pues en éllos
se
ncuen tra lo que la religion nos
propone de mas esencial, así en sus mi terios como en su
culto.
Este es el fin que se propone la Iglesia para celebrar
con tanta pompa y rreligion el mi terio de la encarnacion
del Verbo Eterno en el seno de la santí ima Vírgen
el
25
de marzo, la natividad de Je ucrísto el
25
de di–
ci mbre; su circunci ion el prin:1ero de enero; u manifes–
tacion
á
los gentiles ó la Epifanía, comunmen te llam· da la
fie ta de los Reyes, el 6 del mi mo mes; u presentacion en
el templo d Jeru alen, cuarenta dias de pues de su naci–
miento, el
2
de febrero; u gloriosa t ransfiguracion el 6
de ago to,
la
memoria de u pa i<?n y d su muerte. en la
última semana de Cuare ma; u triun fante re urr c10n el
anto dia de pa cua, llam do por excelencia el dia d
1
Se–
ñor,
Dies Dominica,
y
del que todos los domingos del año