DESPUES DE PENTECOSTES.
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Ecclesia tua tranquila devot
io–
ne ietcetur. Per Dóminum ...
bierne pacíficamente , y que tu
Iglesia se alegre con una devocion
tranquila. Por nuestro Señor•••
La epístola es del capitulo
8.
de la de san Pablo
á
los romanot.
Fratres:
Existimo~
quod non
sunt condign<e passzones hujus
tempo1·is ad futuram gloriam,
qu<e revelabitur in nobis.
N
am
spectatio creaturce revelationem
filiorum Dei spectat. Vanitati
enim criatura subjecta est non
volens
,
sed propter eum, qui
subjecit eam in spe: quia et ip–
sa creatura liberabitur d servi–
tute corruptionis in /ibertatem
glorice
jitiorum Dei. Scimut
enim quod omnis creatura in–
g emiicit
,
et parturit usque
adhuc. Non solum autem illa,
sed et nos ipsi primitias spi–
ritus habentes: et ipsi intra
nos gernimus, adoptionem
fi–
Jiorum Dei expectantes, re–
demptionem c1Jrporis nostri, in
Christo Jesu Domino nostro.
Hermanos : Estoy persu :; dido
á
que los trabajos de esta vida no son
acreedores á la gloria futura que
se descubrirá sobre nosotros; por–
que toda criatura espera con an–
siedad la manifestacion de los hi–
jos de Dios: porque el mundo es–
tá sujeto á la vanidad, no por vo–
luntad suya, sino por aquel que
le sujetó
i;on
esperanza; pues tam–
bien el mundo será libertado de la
servidumbre de la corrupcion á la
libertad de la gloria de los hijos de
Dios
,
porque sabem·os que
toda
criatura gime,
y
está con los dolo–
res del parto hasta aho'ra: y no so–
lamente aquéllas sino nosotros mis–
mos que tenemos las primicias del
espíritu g.emimos tambien dentrG>
de nosotros, esperando la adopcion
de hijos de Dios, la re<lencion de
nuestro cuerpo, en Cristo
J
esus
nuestro Señor,
NOTA.
<'La epístola de san Pablo á los romanos pasa por la
"mas sublime y la mas sábia de cuaptas escribió. La doc–
,, trina de la gracia, de predestinacion, de la reprobacion,
"y
todo lo que hay de mas e}evado en el dogma, está en
"élla explicado con una naturalidad
y
una precision
que
"da
bien
á
conocer haberla dictado
el
Espíritu santo.
1
'
R E F LE X I O N E S.
Estoy cierto que
las
aflicciones del tiempo presente no
tie–
nen
propo1·cion alguna con la gloriafi1tura, que se
manifesta–
ráy
brillará en
nosotros:
Ninguna
por lo que mira á la
du-