![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0043.jpg)
DESPUES DE PENTECOSTES.
35
JACULATORIAS.
Sponsus sangu.inum tu mihi
es.
Exod. 4.
No puedo serviros, Señor,
y
amaros, si no tne desposo
con vuestra cruz,
y
si no me ·aborrezco para no amar
sino á vos.
-
Quid rnihi
est
in ccelo,
et
d
te
quid volui
super terram?
Salm.
72.
i.
Qué tengo que desear, Dios mio, sobre la tierra? iqué
puedo amar sino á
vos~
PRO POS /TOS.
t
Empieza desde este dia á
arnq,r
á
Dios
con un amor
de preferencia, que d,e tal suerte le asegure el primer lu–
gar en tu corazon, que para conservárselo estés dispuesto
á sacrificarle riquezas, deleytes, amigos, parientes,
y
hasta la misma vida;
y
para esto propon firmemente no
querer ni emprender nada
sin
consultar primero con Dios,
y
sin saber cuál es su voluntad. No te fies de solas tus
luces, porque el amor propio con facilidad nos ciega.
Nunca hagas cosa de consideracion, sin haber tomado
antes consejo de un prudente
y
zeloso director.
2
Examina si estás demasiado pegado á tu familia
ó
á
tus intereses temporales. Algunas veces hay ciertas pre·
dilecciones para con los hijos, que turban las familias,
y
son causa de envidias
y
zelos. No son menos odiosas
ni menos perniciosas en las comunidades las amistades
particulares; todas esas distiqciones, todas esas preferen–
cias son efectos del amor propio. Tengamos un amor re–
glado á nuestros parientes
y
á nosotros mismos: hagamos
que nuestro corazon no sea esclavo de la pasion,
y
de. es·
te modo no cometerémos injusticias. Dios debe estar
á
la cabeza de todo; este es su lugar. Ahoga ciertas sen–
sibilidades, corrige ese estudio coo que buscas tus como–
didades,
y
tal vez tus regalos; pues mientras te trates
con tanta blandura, das
i
entender que te amas demasiado.
El amor propio es un enemigo astuto
y
doméstico , tan–
to mas temible, cuanto menos nos rezelamos de él. Cuan–
do nos halaga, entonces nos hace traicion: siempre de
C2