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DESPUES DE PENTECOSTES.

~49

RE F LE X1O NE S.

Dios me es testigo de cuán tiernamente os amo

á

todos en

las entrañas de Jesucristo.

Veis aquí cuál debe ser el orí–

gen

y

el modo de la amistad. Hablando en rigor, no hay

verdadera amistad sobre la tierra sino aquella que tie–

ne por principio

á

Dios

y

á

la virtud. Lo que los hombres

llaman amistad, no es por lo comun otra cosa que un co–

mercio de interes, en que el amor propio se propone siem–

pre alguna ganancia.

El

corazon no se entrega

ni

se pres–

ta regularmente

á

quien sabe que jamás le ha de servir.

Si quien forma el lazo de una amistad es la simpatía

ó

la

inclinacion, entonces no hay sino un amor propio refina–

do: se ama uno

á

sí mismo,

y

no al amigo. De aquí vie–

ne el ser tan rara la verdadera amistad;

á

lo menos siem–

pre es inconstante

y

caduca: pocas amistades hay que per–

manezcan firmes contra los combates de la mala fortuna ·

todavía hay menos que perseveren en

la

desgracia.

Es ~

amigo tan oficioso, tan pronto, tan vivo, mientras que la

prerogatíva de vuestra sangre,

ó

la idea que se habia

for–

mado de vuestro poder lisonjeaba su esperanza, apenas os

conoce desde que no os ve ya en puesto, ni en estado de

satisfacer su codicia

ó

su ambicion. Puede decirse, que

la amistad en el mundo no se mantiene sino

á

nuestra

costa

y

á

nuestras expensas. iSomos inútiles? Desapa–

recieron los amigos: porque

i

q~é

amistad hay que no

afloxe en la enfermedad del amigo,

y

que no se debili–

te

y

entibie con el

ti e mpo~

i

Qué amistad que no

se

exti nga con el resplandor

y

la elevacion de la

persona~

En el mundo muchas demostraciones

y

protextaciones de

amistad, pero pocos amigos. Sobre la tierra no hay otra

verdadera amistad que la que se funda en

Dios,

y

se

ali–

menta de la virtud. Siendo espiritual el nudo de esta amis·

tad, no ha y que temer que afloxe ni se desmienta. Las nie–

blas

y

los va ores no solo no pueden apagar los fuegos

celestes, pero ni aun pueden siquiera obscurecerlos. Las

tempestades mas violentas solo tienen jurisdiccion sobre

lo

que tiene alguna conexlon con la tierra: no di ipan sino las

pa rélias, que muchas veces se toman , sin serlo , por el

sol. No

hay

verdadero amigo, sino aquel que

nos ama ea