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DOMINGO DlEZ Y SEIS

Non veniat mihi pes superbice.

Salm. 35.

No permitais, Señor. que la soberbia se apodere de

mi

espíritu, ni de mi corazon.

PRO POS ITOS.

l'

Envanecerse, mirar

á

los demac; con menosprecio

porque se tiene una habitacion magnífica, po rque se lle–

va un vestido rico, porque se tiene un equipage suntuo–

so

,

porque se tuvo un bisabuelo de mérito,

ó

porque se

encuentran en registros viejos las armas que uno tiene,

ó

el nombre que lleva; ihubo jamás una opinion mas mal

fundada de nuestra propia excelencia? Desengañémonos,

e~

mérito personal, las virtudes no son hereditarias. Una

gala brillante, un vestido bordado de oro, una nobleza

antigua no son incompatibles con un entendimiento limi–

tado ,

y

con un mérito todavía mas corco. Tambiea se

doran las estatuas de madera

y

de tierra: póngase una

figura de madera en el mas aleo nicho, siempre será Jde

madera. El mérito personal , por mas real que sea, no da

derecho para despreciar

á

nadie. El mas insigne mérito

pierde su lustre,

y

es obscurecido por la soberbia. Conci–

be un horror constante contra esre vicio. Jamás despre–

cie

á

nadie; procura ser co rtés, atento , afable con todo

el mundo,. aun con tus criados. No les hables jamás sino .

con agrado. Cuanto mas distinguido y elevado estés por tu

nacimiento, por tu empleo, por tu dignidad, por tu :néri

~

to, tanto debes ser mas

político~

mas suave, mas cortés,

mas afable. Un mérito grande nunca fue feroz ni altanero.

2

iEres vano, altivo,

soberbio~

pregt'rntate alguna vez

á

ti mismo, por qué lo eres. La mayor parte de las gen–

tes, especialmente las mugeres, no hallarán otro princi–

pio de la demasiada buena opinion que

cie~en

de sí ,

y

del menosprecio que hacen de los ótros, sino unas ra–

zones totalmente agenas que debieran mas bien servir

para humillarlas. Una persona humilde, modesta, de cual–

quiera condícion que sea, siempre es respetable: al con–

trario, nada inspira, nada merece tanto el menosp recio

corno la soberbia. Pide continuamente

á

Dios que te dé

una victo ria completa sobre

lm

enemigo tan aborrecible

y

tan pernicioso. Para esto toma el día de hoy esta fuer-