![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0266.jpg)
DOMINGO DlEZ Y SEIS
Non veniat mihi pes superbice.
Salm. 35.
No permitais, Señor. que la soberbia se apodere de
mi
espíritu, ni de mi corazon.
PRO POS ITOS.
l'
Envanecerse, mirar
á
los demac; con menosprecio
porque se tiene una habitacion magnífica, po rque se lle–
va un vestido rico, porque se tiene un equipage suntuo–
so
,
porque se tuvo un bisabuelo de mérito,
ó
porque se
encuentran en registros viejos las armas que uno tiene,
ó
el nombre que lleva; ihubo jamás una opinion mas mal
fundada de nuestra propia excelencia? Desengañémonos,
e~
mérito personal, las virtudes no son hereditarias. Una
gala brillante, un vestido bordado de oro, una nobleza
antigua no son incompatibles con un entendimiento limi–
tado ,
y
con un mérito todavía mas corco. Tambiea se
doran las estatuas de madera
y
de tierra: póngase una
figura de madera en el mas aleo nicho, siempre será Jde
madera. El mérito personal , por mas real que sea, no da
derecho para despreciar
á
nadie. El mas insigne mérito
pierde su lustre,
y
es obscurecido por la soberbia. Conci–
be un horror constante contra esre vicio. Jamás despre–
cie
á
nadie; procura ser co rtés, atento , afable con todo
el mundo,. aun con tus criados. No les hables jamás sino .
con agrado. Cuanto mas distinguido y elevado estés por tu
nacimiento, por tu empleo, por tu dignidad, por tu :néri
~
to, tanto debes ser mas
político~
mas suave, mas cortés,
mas afable. Un mérito grande nunca fue feroz ni altanero.
2
iEres vano, altivo,
soberbio~
pregt'rntate alguna vez
á
ti mismo, por qué lo eres. La mayor parte de las gen–
tes, especialmente las mugeres, no hallarán otro princi–
pio de la demasiada buena opinion que
cie~en
de sí ,
y
del menosprecio que hacen de los ótros, sino unas ra–
zones totalmente agenas que debieran mas bien servir
para humillarlas. Una persona humilde, modesta, de cual–
quiera condícion que sea, siempre es respetable: al con–
trario, nada inspira, nada merece tanto el menosp recio
corno la soberbia. Pide continuamente
á
Dios que te dé
una victo ria completa sobre
lm
enemigo tan aborrecible
y
tan pernicioso. Para esto toma el día de hoy esta fuer-