Table of Contents Table of Contents
Previous Page  249 / 414 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 249 / 414 Next Page
Page Background

DESPUES DE PENTECOSTES.

241

do, aquella madre que te amaba tan tiernamente,

y

que

quizá por haberte ainado demasiado padecen y gimen des·

de que murieren todo lo terrible que hay que padecer

en aquellos fuegos, imploran tu socorro: aquellos que te

dexaron tan copiosa hacienda, aquellos amigos que te hi–

cieron tantos y tan importantes servicios; todas estas al–

mas afligidas, pacientes,

y

muchas profundamente aban–

donadas, olvidadas, todas gritan, levantando las manos,

digámoslo así , y los ojos hácia ti :

Iiliseremini mei, st!Z–

·t em

'VOS

amici, quia

rnanus

Domini tetigit me.

Compa–

decéos de mí,

á

lo menos vosotros que os mostrábais tan

amigos mios cuando vivía entre vosotros; tened lástima

de nosotros vosotros que

á

tan poca costa nos podeis ha–

cer tanto bien. Examina , pues, el dia de

hoy

lo que has

hecho por éllas; iqué oraciones, qué limosnas,- qué bue–

nas obras, cuántas misas has hecho decir para

aliviarlas~

i

Has cumplido los píos legados que estaban á tu

cargo~

·

ihas hecho las restituciones que debes por lo que has

.

heredado~

¡Cuantas pobres almas padecen en el purg.a–

torio muchos años por la dureza

y

la cruel avaricia de

sus herederos

y

de sus hijos! ¡Qué crueldad, pero al mismo

tiempo, qué delito! No se te pase el dia sin haber cum"7

plido con tan importantes obligaciones.

2

Propon no pasar ningun dia sin que hagas una ora–

cion particular, aunque no sea sino un

De profu11dis•••

por

las almas del purgatorio; manda decir hoy una misa, si

puedes, ó á lo menos óyela por éllas. Ofrece por su ali–

vio todas las buenas obras, todas las limosnas que hi–

cieres eh este dia. Es un exercicio de devocion muy loa–

ble acabar siempre el rezo

y

la oracion de la tarde coa

una deprecacion por los difuntos. La caridad que se exer–

cita con estos dichosos cautivos es un poderoso medio pa–

ra alcanzar la gracia de morir con

la

muerte de los jus–

tos. Pocas ciudades hay en que todos los meses no haya

una indulgencia por los difuntos. No omitas nada p.lra ·

ganar esta indulgencia ,

y

aplicarla por éllos. El zelo

con que aliviares á aquellas afligidas almas , no podrá

menos de serte muy ventajoso. Oespues de tu muerte

tendrás tú necesidad de los sufragios de los fieles: ten mu–

cha caridad con estas santas almas durante tu vida si quie·

res que Dios te aplique las oraciones

y

buenas obras que

Tom. V.

Q