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DESPUES DE PENTECOSTES.

~4S

gloriaros de que vuestro

A

postol nada os ha predicado, de

que no esté pronto

á

dar testimonio, aunque ea

á

costa de

su vida. Mi constancia en los trabajos, mi perseverancia,

mi zelo en medio de lo mucho que padezco son unas

pruebas claras de la verdad

y

de la santidad de la re–

ligion que predico.

i

Qué interes tendría yo en pade–

cer tanto si os anunciase mentiras ó fábu1as? Es preci.

so estar bien convencido de la verdad de mi religion pa–

ra predicarla

á

tanta costa. Si yo no hallára sino honor:

sino recibiese sino aplausos; si mi zelo me fuera muy lu–

crativo para este mundo; si yo viviese en la abundancia

y

en los placeres, tendríais razon para desconfiar de las má–

ximas duras

y

de la moral austéra que os enseño: el ho–

nor

y

las ventajas temporales que de aquí me resultarian,

no podrian dexar de entibiar vuesrra fe, y haceros sos–

pechosa mi doctrina ; pero cuando por predicar esta doc–

trina no se gana sobre la tierra otra cosa que persecucio–

nes

y

trabajos, es necesario que el predicador esté bien

cierto de su infalibilidad

y

de su verdad. Con este fin ,

y

para obtener la fuerza

y

la perseverancia en medio de

todos los males que me veis padecer en las funciones de

mi ministerio, doblo mis rodillas delante del Padre de Je-

·

sucristo, nuestro Señor

y

nue\ tro Dios,

á

fin de que

os

alumbre. No mireis como un mal los trabajos

y

persecu–

ciones que acompañan la predicacion del evangelio; mirar–

las mas bien como una felicidad en orden

á

la eternidad.

Explicando san Gerónimo este pasagé, dice, que lo que

los infieles miran como una desgracia , lo recibimos nos.–

otros como un favor:

Qum

enirn

apu

i

incredulos

pcence

sunt,

apud fidelis gloria ntque victoria.

Por la postura con que

ora san Pablo, se ve que las c9swmbres que tenemos nos–

otros de orar de rodillas , viene desde el principio de la

Iglesia

y

desde el tiempo de los mismos apóswles: san

Pablo oró muchas veces de rodillas, de rodillas oró san

Esteban; y queriendo san Pedru resucitará Ta bita, se pu·

so de rodillas,

y

oró :

Petrus

ponens genua, oravit.

Añade

san Pablo: Ruego al Señor, que segun las riquezas de su

gloria os dé

~or

su espíritu un aumento de fuerzas para el

hombre interior,

y

lt! pido sin cesar que Jesucrist0 habi–

te en vuestros corazones por la

fo:

Christum habitare

per

fidern

in

cordibus

vestris;

para que arraigados

y

confir-

~

Tom.

V.

Q

3

/