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DOMINGO DIEZ Y SEIS
destia,
y
te diga: Amigo, no es este el puesto que os co–
rresponde, subid mas arriba:
Amice, ascende superius:
¡qué honra tan grande te resultaría de una expresion co–
rno esta para con todos los que estuvieran
á
la mesa
contigo! Nada hay que temer , dice san Bernardo, sea
baxarse uno lo mas que pueda; pero por poco que nos
levantemos, corremos riesg::> de levantarnos mas de lo que
debemos.
i
Por ventura
qui~re
Jesucri to, dice un
e1~udi
to intérprete, executar
á
lo<> fariseo á que se baxen pre–
cisamente con el fin de hacerse honor
ú
de evitar la con–
fusion
~No
por éierto; es demasiad<J imperfecto
y
aún vi–
cío o e te motivo para que sea meritorio; esto sería hu–
millar e por motivo de soberbia. Cono .... ia muy bien el Sal–
vador que los fariseos no eran gentes que se moviesen
por razones mas espirituales,
y
así e acomoda
á
su fla–
queza;
y
para corregirlos de la vergonzosa priesa que se
dab:rn por tomar los primeros puestos, les pone delante
solamente el vano deseo de ser estimados, que advierte
en éllo<>. A
la
manera que
á
un hombre destemplado se
procura hacerle sóbrio por el amor de la salud,
y
así se
le va disponiendo por un motivo puramente natural
á
la
templanza cristiana. La humildad exterior es un paso pa–
ra llegar á la humildad del corazon.
· Esca instruccion que aquí se llama parábola, en el sen–
tido moral mira particularmente
á
los judíos, - los cuales
habian sido convidados los primeros al banquete celestial
por la predicacion del evangelio,
y
se excluyeron ellos
mismos de la eterna bienaventuranza por una orgullosa es–
timacion de sí mismos, dicen los padres. Solo algunos po–
bres, algunos publicanos, algunas mugeres pecadoras,
y
los
gentiles de corazon contrito
y
humillado aceptaron el con–
vite que se les había hecho;
y
reconociéndose indignos de un
tan insigne favor, estándose en el último puesto, no atrevién–
dose á levantar los ojos,
y
estando en pie en lo !"Ilªs baxo del
templo como el pu,blicano, merecieron que se les dixera:
Subid mas arriba, ocupad los primeros puestos de que los
judíos se han hecbo indignos por su orgullosa obstinacion.
De todo su discurso contluye el Hijo de Dios:
Q uia.
011J
-
nis
qtü
.n
exaltat
,
humiliabitur; et qui
se
humiliat
,
exal–
tabitur;
porque cualquiera que se ensalza, será humilla–
do;
y
cualquiera que se humilla, será ensalzado. Aturde