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DESPUES
DE PENTECOSTES.
233
Salvador, todavfa mas deseoso, por decirlo así, de hacer
que fuese perfecto el gozo de aquella afligida madre , él
mismo la presenta su hijo , y se le vuelve sano
y
bueno.
Ya se dexa discurrir cuáles fueron los sentimientos de go–
zo de la madre
y
del hijo'
y
cuál la admiracion de todo
el concurso. No hubo quien no fuera á postrarse
á
los
pies del Salvador en señal de respeto : en todas partes re–
sonaban los clamores de gozo, de alabanzas
y
de bendi–
ciones, corriendo cada uno á porfia á la ciudad
á
publi–
car el milagro. Todos cuantos fueron testigos del prodi–
gio quedaron pasmados
y
penetrados de un santo terror,
que les hacia decir con profundos sentimientos de grati -
tud hácia Dios: En verdad que hemos visto
y
tenemos un
gran Profeta entre nosotros; y el Seiior se ha dignado vi–
sitar
á
su pueblo,
y
hacer oscentacion de su omnipotencia
en la persona de este hombre todo divino.
Todas las circunstancias de este prodigio manifiestan
claramente la autoridad soberana
y
absoluta con que el
Salvador hacia los mas grandes milagros. Si manda al
muerto que resucice
y
se levante, no lo hace como un si!Jl–
ple profeta , como un hombre animado del espíritu de
Dios, como un puro hombre; no le habla como quien so–
lo es hombre, sino como quien es Dios :
Adolescens
,
ti–
bi dico, surge.
La ley prohibía mancharse tocando
á
un
muerto, pero no prohibia tocar
á
un muerto para darle la
vida : una accion como ésta purificaba al mismo muerto,
sacándole del estado de corrupcion en que se hallaba:
Propheta magnus surrexit in nobis:
Un gran profeta ha
parecido entre nosotros. Los habitantes de Nain recono–
cen aquí
á
Jesucristo por el Mesías, por el gran profeta
prometido de Dios por Moyses, el cual al capítulo diez
y
ocho del Oeuteronómio, dice: El Señor levantará de
enrre vo otros
y
de entre vuestros hermanos, esto es , de
vue tra misma nacion, un profeta como yo ,
y
aun mu–
cho mayor que yo; le oireis
y
obedecereis. Sírvense tam–
bien los de Nain de los mismos términos
y
de la misma
expresion de que Zacarías, padre de san Juan Bautista,
se habia servido para designar al Mesías:
Quia visitavit
et. /'ecit redemptionem plebi suce:
Bendito sea el Señor,
Dios de Israel, que ha visitado
y
redimido á su pueblo.
San
Lúcas añade, que lo que los habitantes de Nain de-