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160 .
DOMINGO ONCE
en la história del domingo sexto despues de Pentecostes
se puede ver lo que significan estas misteriosas
ceremo~
nias. Todo lo que hizo
y
dixo el Salvador en el discur–
so de .su vida visible sobre la tierra
fue
para nuestra ins–
trucc10n.
Y no es una de las menos saludables la órden que dió
el Salvador
á
toda aquella muchedumbre , de que no ha–
blara de la maravilla de que habian sido testigos.
L:i
hu–
mildad fue siempre el rasgo mas vivo
y
m1s visible de
Jesucristo
y
de todos sus
verdad~ros
discípulos. Bien sabra
que la publicarian; pero quería enseñarnos, que en el exer–
cicio de-las buenas obras no debemos buscar el aplauso
de los hombres; sobre todo, en las acciones brillantes que
acompañan algunas veces á las funciones del divino minis–
terio: no tengamos otra mira que la gloria de D ios; esta
gloria
es
todo lo que debemos proponernos en los servicios
que hacernos al próximo.
·
San Crisóstomo , san Gerónimo, y
105
demas santos
padres creen que el Salvador no pretendía im?oaerles
una obligacion estrecha de no hablar de los milagros
que
les prohibía publicar: esto no tanto era
dn
precepto
ri–
guroso , cuanto una leccion de humildad
y
modestia;
y
así , no tomaron la condicion que les habia puesto , sino
por un simple deseo de evitar el ruido
y
las alabanzas;
lo
que es tan ordinario
y
tan propio en las almas humil–
des. Los que se hallaban presentes , no todos podían ima–
ginar que fuese un precepto absoluto que los obligase
á
callar ; por otra parte su admiracion era demasiado exce–
siva
y
demasiado general para poder contenerse
y
no
prorumpir en algunas alabanzas
y
aplausos. Por mas cui–
dado que el ·salvador pusiese en huir la honra, no pudo
cerrarles la boca :
Q,uanto magis eis prcecipiebat
,
tant~
magis plus prcedicabant:
Cuanto mas les mandaba que
callasen , tanto mas hahlaban de él,
y
le
miraban con ad–
miracion : Honra, gloria, alabanza, exclamaban tra11s–
portados de una santa admiracion , bendicion , salud
á
este hombre extraordinario, que todo lo hace
á
perfec–
cion:
Bene
omniafecit:
Ha hecho oirá los sordos, hablar
á
los mudos, ver
á
los ciegos. Nuestras acciones son
quien
debe hacer nuestro elogio. Cualquiera otro tíLulo
de ala–
banza
es
vano.