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DESPUES DE PENTECOSTES.

153

vina , que es á quien únicamente se la debe. A esto hace

alusion san Pablo, cuando dice aquí

á

los fieles de Corin–

to, que se acuerden de qué manera les predicó, de los

prodigios que acompañaron

á

su predicacion ;

y

que si

creyeron las grandes verdades que les anunció , no lo hi–

cieron ligeramente como gentes que se entregan á la no–

vedad,

y

que son tan ligeros en abandonar su fe, como

fueron fáciles en abrazarla. Por mas incomprensibles que

sean nuestros misterios , por mas sublimes que sean las

verdades de nuestra religion , aunque su moral es tan

austéra; para persuadiros todo esto no me serví de térmi–

nos escogidos , ni de modos de hablar artificiosos y es–

tudiados : no empleé los artjficios de una elocuencia des–

lumbradora, os enseñé con toda sencillez lo que me ense–

ñó á

mismo el Señor , el cual siendo la verdad por

esencia, no puede engañarse ni engañarnos. Os dixe desde

luego, que nuestro salvador Jesucristo murió por nues–

tros pecados segun las Escrituras ; esto es , como lo b-a–

bian predicho los profet as ,

y

si ngularmente Daniel , el

cual señala t an precisa

y

expresamente el tiempo de su

muerte:

Et post hebdomadas septuaginta duas occidetur

Christus

(Dan.

9.);

y

despues de setenta

y

dos semanas

(de años) darán la muerte á Cristo; que es lo que sucedió

precisamente en el tiempo señalado por el Profeta , se–

gun los cálculos de la mas exacta cronología. Isaías pre–

dixo asímismo el fin de su muerte, diGiendo que moriría

por los pecados de los hombres :

Propter iniquitates nos–

tras

(

lsai.

53. );

y las circunstancias de su muerte, dicien–

do que sería llevado á la muerte como una oveja, que no

abre la boca ni aun para quejarse,

y

que sería cubierto de

heridas:

S icut ovis

ad

occissionem ducetur: ipse vulnera–

tus

est,-

et non aperuit os suum.

Os enseñé, contim'ia el Apóstol,

que

habiendo muerto

este divino S:ilvador,

fu e

sepu ltado; que resucitó

al

tercero

dia, segun las Escrituras. Insiste san Pablo

en

esta confor–

midad con las Escrit uras, como que es un testimonio

de

los mas persuas ivos

y

concluyentes. Ninguna cosa persuaw

de

mejor al entendimiento , por lo que mira

á

estas in–

comprensibles verdades , que el ver que fueron predi–

chas ; porque se sabe que solo

Dios

puede reconocer

y

anunciar lo por venir: la prediccion es ·un

motivo

Jnuy