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DESPUES DE PENTECOSTES.

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gados

mas severamente aun en esta vida , si abandonán–

dose á sus depravados deseos, abusan de las misericordias

infinitas del Señor,

é

irritan su justicia con su vida licen–

ciosa. El evangelio de la misa se dirige al mismo fin ,

y

confirma

la

misma verdad. En él nos hace el Salvador una

pintura viva

y

penetrante de las espantosas calamidades

de Jerusalen

y

de toda la nacion judaica en castigo de

su impía obsti nacion en no querer reconocer al Mesías.

Las lá grimas del Salvador á la vista de aquella desventu·

rada ciudad son una prueba harto sensible de su ternura,

y

deben convercernos de que quien atrae todas nuestras

desdichas son nuestros delitos

y

nuestra infidelidad. El in–

tróito de la misa dice mucha relacion con la epístola y el

evangelio ,

y

al mismo

tiempo

se dirige

á

inspirarnos mu–

cha confianza en la misericordia de Dios, aun

á

vista de

nuestra ingratitud. Casi todos los domingos del año

tiene

gran cuidado la Iglesia de inspirarnos esta virtud.

Ecce D eus adjuvat me

,

et Dominus susceptor est

ani–

mte mete

: Mirad como Dios lleno de bondad viene en mi

socorro, y toma visiblemente

mi

defensa contra mis ene–

migos.

.Averte mala inimicis rneis, et

in

veritate tua dis–

perde illos:

Apartad, Señor, todo mal de mí, y haced

que recaiga sobre mis enemigos: haced que perezcan ,

y

convencedlos con esto que sois fiel en proteger al inocen–

te.

Deus, in nomine tuo salvum me fac : et in v ir t ute tua

libera me:

Dios mio, por la gloria de vuestro nombre

sal~

vadme del peligro en que estoy , y desplegando vuestro

poder en mi favor , dad

á

conocer el juicio que haceis de

mi inocencia. Este salmo, en que implora David la ayuda

del cielo para escapar de un gran peligro , le compuso

David,.cuando habiend9 avisado los zi feos

á

Saúl que es–

taba David en su comarca, se vió rodeado del exército de

Saúl; pero habiendo oído Dios la oracion de David, le li–

bró como milagrosamente de las manos de Saúl. El caso

pasó de este modo:

Habiendo derrotado David el exército de Jos filisteos

que sitiaban la ciudad de Cey la , y que talaban toda la

campiña , entró en la ciudad que acababa de libertar ;

pero habiendo sabido que venia Saúl con todo su exército

para sorprenderle en la ciudad, se retiró al desier to de

Zif con la poca gente que le acompañaba. Avisado Saúl

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