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DE CUARESMA.

193

i

pero no es todavía mas de admirar que el Salvador mi- .

r e el cuidado de trabajar en nuestra salvacion como la mas

estrecha

y

apretada necesidad de su vida,

y

qu€ nosotros ·

miremos el cuidado de nuestrasalvacion como una cosa que

n¡ida importa? Si la Samaritana no hubiese creído, no hu–

biese anuqciado á sus conciuda,danos las, maravillas que

Jesucristo.habia obrado en élla, éstos no hubieran hecho

que

el Salvador entrara en su ciudad;

y

así por un secreto im–

penetrable de los juicios de Dios, la salvacion de una ciu–

dad, de un reyno entero está algunas veces aligada á la

salvacion de una sola persona. Si esa mtiger ·profana, si ese

libertino se convirtieran á Dios, tal vez-·con su ex:emplo

movieran

á

hacer lo mismo á una

in~nidad

de ótros, que

perecerán con éllos. ¡Pero qué docilidad en un pueblo me–

dio infiel, mientras que el verdadero pueblo de Dios tiene

tan poca! El samai;itano cree en Jesucristo sin mas que

óir sus

razone~,

y

el judío no cree en él aun cuando· le ve

obrar los mas estupendos milagros. Solo predica dos dias

en Sicar,

y

los samaritanos se convierten. Predica

y

hace

las mas ruidosas maravillas en la Judea por espacio de tres

años,

y

los judíos le quitan la vida. Así se ven algunas

ve~

ces muchos·cristianos vacilar en la

fe :

perder la fe en me–

dio de los mas poderosos socorr·os espirituales

y

de las mas

vivas luces, mientras que el bárbaro, dócil

á

la

voz

de

un varon apostólico, cree·

y

vive conforme á su fe.

La oracion de la

~isa

es la siguiente.

J ejunia nostra, quauu.mus,

Do-

,Os

pedi. mo~

, Señor , que

os sean

mine , beni,gno fa vore p roseque-

aceptos nuestros ayu,nos ; para qu e

r e , ut

sicut

ab

alimen1i s absti-

así como nuestros cuerpos obser–

nemus in

corpore,

ita

a

vitii.t

van la absti nencia de los manjares,

jejunemus

in

mente: Per

Do-

así tambien nuestras almas se a bs–

minum nostrum Jesum Chris-

tengan de los vicios: Por nuestro

tum...

Señor J esuc risto...

La epístola e.r del cap#.

20

del libro

de

los Números.

'

I n diebus illis: Convenerunt

fi–

l i

Israel adver

sum.

Moysen

,

et

Aaron: et ver

si

in sedit ionem,

J ixerunt

:

D ate nobit

oquam ut

'l'om.

11.

En aquellos d ias: H icieron los

hi–

jos de Israel un cenciliábu lo con–

tra Moyses y Aa ron: y levantados

en tumulto, dixeron: Dad nos agua

N