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DE CUARESMA.
mos
1o
que estamos obligados á hacer por una familia,
para cumplir con las obligaciones de .un empleo, para ha·
cer una fortuna bien caduca en la guerra, en el comercio,
en el servicio de un amo impertinente, dificil, caprichu–
do, para complacer
á
un amigo, para obligar
á
un in–
grato, para conseguir fama y nombre en el mundo. ¡Cuán–
tos trabajos hay que sufrir! ¡-cuántos disgustos que pasar!
¡cuántas pesadumbres que tragar! ¡qué sudores! ¡qué des–
velos! Se gasta mas de lo · que se puede, se consume la
salud, se abrevian los dias,
y
todo las mas veces sin pro–
vecho. ?,A qué precio tan alto no estaría la salvacion, se·
gun la opinion misma de los mundanos si para conseguir–
la fuera preciso hacerse tantas viol ncias? ¡Y despues
de esto, se tiene por demasiado larga una Cuaresma, por
demasiado duros algunos dias de abstinencia
y
de ayuno,
y
por impracticable la menor mortificacion por Dios! Es–
tamos cubiertos de lepra, estamos cargados de pecados:
la iniquidad nos hace horrorosos: se nos dice,
Lavare, et
mundaveris.
Jesucristo nos hace un baño saludable de su
sangr€: se nos exhorta
á
recu.rrir al sacramento de la pe–
nitencia, por virtud del cual podemos recobrar la inocen–
cia,
y
rehusamos servirnos de estos medios. ¡Pero qué
reconvencion mas cruel
y
mas justa que la que se puede
hacer
á
bastantes personas religiosas, que obligadas por
su
estado
á
aspirar
á
la perfeceion, despues de haber
he–
cho todos los gastos, se ar.rastran indignamente toda. su vi–
da por el polvo de una vida tibia, perezosa, imperfecta,
peligrosa para la sal vacion , y esto por no hacer caso de
las mas ligeras observancias!
A
esta persona que lo ha
dexado todo
p01:
Dios, no se le pide otra cosa que un po–
co mas de recogimiento interior, u
n poco mas de puntua–
lidad, la observancia de las mas pequeñ.as reglas, para
gustar de las dulzuras de su estado, para gozar de la mas
dulce paz, para asegurar la mas preciosa muerte , para
coger todo el fruto de su grande sacrificio;
y
la mayor
parte quieren mas gemir toda su vida en la humillante
···
amargura de su relaxacion, que procurarse todas estas
ventajas, observando lo que éllos mismos llaman menu–
dencias:
Si te hubiera ordenado una cosa árdua,
la
debie-
ras haber hecho: icuánto mas le debes obedecer, cuando so·
lo te ha dicho, Lávate,
J'
quedarás limpio 1
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