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DE

CUARESMA. '

81

tas gentes parece que la salvacion

~terna

está puesta

á

un

precio muy subido?

y

sin embargo,

iqué

proporcion hay,

buen Dio.s, entre la bienaventuranza, la felicidad eterna,

y

todo lo que. podemos hacer

y

padecer durante la vida?

¡Qué caros nos cuestan, Dios mio, nuestro:; errores?

¡y cómo nuestra conducta desmiente lastimosamente

nue~tra creencia! Saber lo que

es

salvacion eterna, creer lo

que ha costado mi salvacion ,

y

decir que cuesta demasia–

do el salvarse: ¡qué extravagancia mas impía,

y

que de–

ba movernos mas

á

indignacion

!

·

PUNTO

SEGUNDO.

Considera lo que hicieron

y

pad~cieron

las santos para

salvarse. Únos, creyendo no podian salvarse en el mundo,

se fueron á buscar un asilo

á

su inocencia en los mas ho–

rrorosos desiertos: ótros, precisados por su estado á vivir

en él, envidiaron el destino de los solitarios, vivieron en

una vigilancia contínua, se miraron como unas gentes com·

batidas de la tempestad,

y

siempre en peligro de perderse.

Esto hicieron unas personas cuerdas que tenían una cabal

idea del precio

y

de la importancia de su salvacion.

iTe–

nemos nosotros mas luces, ó somos mas virtuosos que estas

grandes almas? Una santa Perpétua, una santa Felícicas,

tantos millones de mártires se persuadieron á que el cielo

se les había dado por nada, aunque les habia costado toda

su sangre;

y

nosotros no queremos hacer una ligera mor–

tificacion; apenas queremos derramar una lágrima.

i

De

cuando acá vale el cielo tan barato?

Dios no nos ha mandado darlo todo para ganar el cie–

lo,

i

pero no nos ha mandado preferir nuestra salvacion

á

todas las

cosas~

i

Y podria el mismo Dios dispensarnos

de este precepto?

i

Qué le aprovecha al hombre ganar

todo el universo si llega

á

perderse~

qué dará en true–

que por sí mismo si se

pierde~

Estas grandes verdades formaron aquellos excelentes

modelos de santidad, aquellos grandes exemplos de mor–

tificaci0n, de desprendimiento, de penitencia que pasman

al mundo.

i

Qué impresjon hacen el dia de hoy en mi co–

razon

y

en mi

espíritu~

Ellas hacen aun todos los dias mu–

chas conversiones;

iPOr

qué no seré

yo

del número de

Tom. 11.

F