![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0093.jpg)
DE CUARESMA.
P R O P O S 1 TO S.
r . p ·uesto que no hay verdadera gloria, ni bien algu–
no que sea real sin la salvacion, y que esta salvacion es
la posesion del
mismo
Dios, ¿puede estar jamás á un precio
demasiado alto? ¿Qué idea no debemos tener de élla,
y
qué caso no debemos hacer? ¿Es demasiado vender todos..
sus bienes para cobrar este tesoro? ¿es demasiado sacrifi -
carlo todo para conseguir esta perla? (
Matth.
13.)
i
Qué
bien nos faltará cuando poseamos á Dios? ¿qué faltará
á
nuestra felicidad si nos salvamos? ¿qué objeto mas digno
de nuestra ambician? ¿qué gloria mas vistosa
y
mas bri–
llante? No se sabe si es falta de
fe
ú de juicio el no com–
prender esta verdad: ciertamente es lo úno
y
lo ótro. Ce–
sa en este mismo instante de ser tan poco cristiano
y
tan
poco cuerdo. Concibe una justa idea de tu salvacion,
y
obra
de hoy en adelante; mas conforme á esta idea. No empren–
das cosa alguna sin haber consultado a utes este plan. Pesa
todas las cosas en el peso de la salvacion, mídelas todas
por esta regla. Negocios, empresas, quehaceres, viages, es–
tado , condicion, fortuna, cargos, empleos; haz que todo
se refiera
á
Dios,
y
que todo sea con relacion á la salva–
cion: no hagas nada que no te sirva para la otra vida, co–
mo aconseja el Apóstol. Dile á tu concupiscencia,
ó
por me–
jor decir, al tentador: ¿ese deleyte ilícito, ese empleo con–
seguido por tan malos medios, esa hacienda mal ganada,
todo esto vale tanto como mi salvacion? ¿La posesion de
todo esto, que cuando mas durará h as ta la muerte, me in–
demnizará de la _pérdida de mi alma? Qué pocas culpas se
cometerían, que pocos motivos habria de arrepentirse si se
discurriera siempre de este modo. Ya se te había dado una
regla semejante á esto; ¿pero la has seguido?¿
y
te servirá
mas, ó te aprovechará mas ésta que se te acaba de dar?
2
Mira que aprecio hicieron los santos des.u salvacion,
y
de todo lo qué podía contribuirá merecerlos una eterni–
dad feliz. iPor qué otra fortuna
suspiraron~
y
para mere–
cer esta verdadera felicidad, ¡qué sacrificios, qué comba–
tes, qué victorias! Discurre por todas las edades
y
todos los
estados, ¡qué exemplos de virtud, de modestia, de mor–
tificacion
!
¡qué modelos tan excelentes en todas las condi-
F
2