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DE CUARESMA.
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,, que comprende la historia de casi 2369 años desde la
,, creacion del mundo.''
RE F
L
E XI
O
N
E S.
Estos razonamientos irritaron todavía mas el ódio
y
la en–
vidia que ya le tenian.
Estas dos malignas
y
baxas pasiones
a penas se encuentran jamas la úna sin la ótra; ambas
á
dos
tienen el mismo principio; el ódio sigue
á
la envidia,
y
con
el mismo principio tiene el mismo motivo, el mismo obje–
to
y
el mismo fin. La envidia es la pasion de las almas ba–
xas, de los pequeños ingenios,
y
de los malos corazones.
Es menester ser todo esto para afligirse de la prosperidad
agena. Para ofender á un envidioso, basta ser feliz.
i
Hu–
bo jamás pasion mas injusta? Las buenas calidades, las be–
llas prendas del vecino la irritan:
su
malignidad no se tira
por lo comun sino
á
la virtud. Es un ódio melancólico
y
sombrío del mérito de los ótros. No habría envidiosos, si el
envidioso no hallase quien tuviese mas mérito
y
mas vir–
tud que él: semejante á aquellos animales nocturnos que
no pueden sufrir la:luz porque descubre las fealdades que
hay
en éllos;
y
he aquí lo que irrita su hiel
y
sus bilis:
el canto mas dulce de las otras aves, la variedad
y
el
lustre agradable de sus plumas las exasperan. El env.-i–
dioso escaria contento si no viese
á
nadie que no fuese
mas malo
y
mas digno de desprecio que él. ¡Qué pa–
sion, buen Dios, mas odiosa! Se engaña quien pretende
aplacarla
ó
suavizarla
á
fuerza de Heneficios: no hay cosa .
que la irrite mas. Hasta la moderacion en la prospe–
ridad la hace mas picante
y
mas fiera. Lo que gana lavo·
luntad de las gentes, la alt era
y
la
remueve: la buena for–
tuna la disgusta : la modestia la da en cara:
la
reputacion
agena es su mayor tormento. Basta no ser infeliz,
ó
tener
mér ito, para ser reo en su tr ibunal. Sospechas injuriosas; in–
terpretaciones mqlignas, sá tiras pícantes, murmuraciones,
negras calumnia:s , embrollos, afrentas, todo lo que puede
tizn ar , todo lo que puede dañar es de su uso.,
y
está
á
su
sueldo : la injusticia mas notoria es uno de los artíficios de
que se sirve cuando los otros resortes le han sido inútiles.
La en vidia es tan antigua como el mundo. Abel fu e su p ri–
mera víctima, José experimentó toda su malignidad.