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3'2

. MARTES SEGUNDO

clara que ésta del poder que tiene la gracia sobre un co–

razon que no la

1

pone embarazo? Se puede decir que to–

do el antiguo Testamento es una figura del nuevo ;

por–

que todo lo que está

es.~rito,

dice san Pa}?lo,

está escrito

para nuestra enseñanza

(

Rom.

15. ):- pocos hechos

hay

en

la Escritura, que no sean una leccion para nosotros;

po–

cos que no encierren algun misterio. La fe que infunde

Dios

á

esta muger todavía pagana, es la primera y la

mas preciosa recompensa que recibe por su hospitalidad;

y

este primer milagro,

•i

de cuántos ot os milagros fue se–

guido? La harina y el· aceyte se multiplican en sus ma–

nos: su hijo muere,

y

Elías lo resucita. ¡Buen Dios, cuán–

to pueden con vos una fe viva

y

una confianza

á

toda

prueba! Sin embargo , por mas que el Hijo de Dios nos

declare de una manera la mas clara, la mas precisa, la

menos equívoca, que recompensará. con un cien ·doblado

la mas pequeña obra de caridad,:la limosna mas ténue;

los ricos son los mas .incrédulos sobre este artículo: los

· menos acomodados son los mas.· caritatlvos. Las personas

pobres parten gustosas con Jesucristo lo poco que tienen

para subsistir, mientras que las gentes que rebosan en

ri–

quezas

y

en bienes supérfiuos no quieren darle la menor

limosna:

¡

oosa por cierto extraña! Se ven gentes de equi–

pages magníficos, esplendidas en convites, brillantes por

lo_que mira al fausto

y

al luxo, que mas bien quieren

mantener caballos, que dar á los pobres lo que bastaría

para que no mu'rieran de hambre. Se ven gentes sin

fa–

milia,

ó

cuyos herederos son opulentos: gentes, cuyas ren–

tas exceden á su gasto ordinario,

y

que sin embargo tie–

nen la mano

y

la bolsa cerrada para los pobres necesita–

dos, que quedarian ricos con sola una parte de su supér–

fiuo. Se ven ricos beneficiados, gentes ricas con el patri–

monio de los pobres,

y

que segun el espíritu de la Iglesia

y

de los fieles, no son, habl-ando en rigor, sino sus ecó–

nomos de sus gruesas rentas;

y

se ve negar á estos mis–

mos pobres una pequeña porcion de su misma herencia;

y

consumir en locas profusiones

y

en gastos inútiles , no

solo

sus

propios bienes

y

los de los p0bres, sino tam–

bien muchas veces el de los acreedores.

i

Y nos pasmamos

despues de esto de que se vean tantas calamidades, tan

poca religion, tantos desórdenes .en este

siglo~

:

. ·