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DE CUARESMA.

.

verificó la prediccion. Mientras duraba

la

sequedad or–

denó Dios al Profeta, que se retirase á un desierto, cer–

ca del torrente de Carit, al lado del Jordan, donde Dios

lo mantuvo por algun tiempo, enviándole de comer por

medio de unos cuervos. Habiendo .cesado de correr el to–

rrente con la sequedad, le faltó el agua para beber;

y

Dios

le mandó que foese

á·

Sarepta, que es una ciudad

enttre Tiro

y

Sidon ,.donde reynaba el padre de la reyna

Jezabel. Estando cerca de la puerta de Sarepta, vió

á

una muger, que juntaba unos palos de leña

; ,y

acercán–

dose

á

élla, la pidió agua para apagar la sed. Ella se puso

luego en ademan de írsela

á

traer. Una caridad tan pron–

ta con un extrangero hizo juzgar á Elías que aquella

muger podría muy bien ser la viuda que debía alimen–

tarlo conforme Dios se lo había advertido. La s,uplicó,

pues, que le traxera tambien un pedazo de pan. Ella le

protextó que no tenia sino

un

puñado de harina en una

olla,

y

unas gGtas de aceyte en una vasija: que á ésto se

reducían todas sus provisiones: que babia salido

á

buscar

dos palos de leña para hacer de comer para élla

y

un hi–

jo pequeño que tenia, esperando morir de hambre des–

pues de haber consumido aquel poco de harina y de acey–

te. No dexes de hacerme una r.equeña torta cocid a baxo

el rescoldo, la dixo el Profeta,

y

no pases pena por lo

que sucederá despues. Con esto ponía el Profeta

la

fe

y

la caridad de la viuda á una extraña prueba; sin embar–

go, le obedeció. Mas Dios recompensó muy abundante–

mente.esta gran caridad con el milagro que hizo el Pro–

feta, multiplicando tanto aquella poca harina

y

· aquel

poco aceyte, que fue bastante para mantenerse élla

y

su

hijo

mientras duró el hambre.

En el evangelio de este dja nos encarga Jesucristo que

creamos lo que nos dicen los ministros del Seiíor,

y

que

practiquemos lo que nos enseñan en asunto de salvacion,

sin atender

á

los malos exemplos que por otra parte pue–

dan darnos. Acababa el Salvador de confundir la envi -

, dia

y

malicia de los escribas y fariseos,

y

demostrándoles,

que no solamente era hijo de David, sino tambien hijo de

Dios;

y

les babia hecho patente esto de un modo tan con·

veniente, que no habian sabido qué

r~ponderle ;

y

así no

se atrevieron desde aquel di::i á hacerle ninguna otra pre'"'