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vivir en pecado; perq el
col~no
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las -desgracias
es morir en pecado. .
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El
peca~o
sin la 111!-ierte es
Ulil
g!?n':.tpal; y hablando
en rigor, es el ú9jco
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que se ;debe ,.
t~me r ;
per9 es :–
te mal no exduye la esperanza; de toqo \:}iep; antes bien
puede servir de materia y ocasioh para exercitar las mas
excelentes virtudes: puede ser, como lo ha sido en mu–
chos santos, motivo para la mas
pasmo.sapenitencia; pe–
ro el sumo. mal es el pecado con la nmerte. El pecado
imprime en la muerte el carácter de su malicia: la muer–
te pone el último sello á la impenitencia
~el
pecador. El
pecado hace funesta para siempre la muerte: ¡que .con–
secuencia tan extraña! La muerte hace
irremisi~le
pa.ra\
siempre el pecado. ¡Qué suerte mas triste
y
1'.llªs espan-
tosa!
-
La
muerte.enpecado extingue todo rayo de esperanza:
no hay gracia que pedir; no mas cielÓque esperar; ya
no hay Salvador que implorar; ya no hay misericordia
que ·aguardar: Ternura de madre en María para con los
pecadores: compasion de la Iglesia hácia sus hijos., pre–
cio infinito de la sangre de Jesucristo; todo se acaba, to–
do cesa, todo se pei;dió para el pecador por la muerte
en pecado: la impenitencia final lo destierra p_ara siem–
pre de la congregacion del pueblo de Dios, y borra su
nombre del libro de la vida. Por la muerte en pecado ·la
justicia divina imprime el carácter imborrable de re-·
probacion en el infeliz réprobo; los demonios vienen
á
ser sus compañeros, el infierno su eterna morada, los
fuegos y todos los tormentos su herencia, la rabia
y
la
desesperacion su pasion dominante, la condenacion su
destino y su suerte. Impenitencia ·final, espantosa muer–
t~
en
peca~o,
¡qué terrible
e.re~! ~in ~.mbargo
ésta es la
suerte de casi todos los que ,viven en delicias, de esos
Tom. 11.
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