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LUNES SEGUNDO
tros pecados,
y
no dilatemos nuestra conversion.
i
Qué
cortesano desgr-a.ciado no baria cesar al instante la causa
de su desgracia, si estuviera en su mano, como está en
la nuestra, como depeµde de nosotros, el no estar en des–
gracia del Señor
~
El evangelio es del capitulo.
8
de san Juan.
\
In illo tempore
dixit
Jesus tur–
bit
j udceorum : Ego vado, et qute–
reti.r
me
'
et in peccato vestro
moriemini. Quo ego vado, vos
non potestis venire. Dicebant er–
go
j
udcei:
Numquit interflciet se–
met ipsum , quia dixit, Quo ego
vado , vos non poJestis
venire~
Et
dicebat eis: Vos de deorsumeslis,
ego de supernis sum.
V
c>S
de mun–
do hoc estis, ego non sum de hoc
mundo. ,)Jj:i(.i ergo vobis quia mo–
riemini in peccatis vestris: si e–
nirii
non crediderit is quia ego
sum, moriemini in peccato ves–
tr-o. Dicebant ergo ei :
Tu
quis
es? Dix it eis J esus: Princip ium,
qui et loquor vobis. Multa habeo
-de vobis loqui, et judicare .
S ed
ljUi me misit, v erax est: et ego
quce audivi ab eo, httJc loquor in
mundo,
Et
non cognoverunt quia
Patrem e¡us dicebat D eum. Di–
xit ergo eis J erns: Cúm exalta–
veritis
Filium homini!,
tune cog–
mscetis quia ego srtm, et
d
me
ip10
Jacio nihil, sed
si
cut docuit
me Pater, htec loquor: et qui me
misit, mecum est, et non reliq11it
me
so/um: quia ego quce placita
rum
ei , f a1;io semper.
En aquel tiempo dixo Jesus
á
las
turbas de los judíos: Yo me
voy~
y me
buscaré.is,y moriréisen vues–
tro pecado. Adonde yo voy, no
podeis venir vosotros . Decian, pues,
los judíos: ¿Si acaso se matará
á
sí mismo, pues dice, Adonde yo
voy, vosotros no podeis venir
~
Y
les decia : Vosotros sois de aquí a–
baxo, yo soy de allá arriba. Vos–
otros sois de este mundo, yo n0
soy de este mundo. Ya os di xe
'que moriréis en vuestros pecados;
porque si no creyéreis que yo
soy, moriréis en vuestro pecado.
Decíanle, pues: ¿Quién eres
túi
-Respond ióles
J
esus: El principio,
que tambien os hablo. Muchas co–
sas tengo que decir de vosotros , y
que condenar; pero el que me en–
vió es veraz: y yo hablo en el
mundo aquello que oí de él. Y n©
conocieron que decia ser Dios su
Padre. Jesus, pues, les dixo: Cuan–
do, hayais levaqtado de la rierra
al
Hijo del hombre, entonceis cono–
ceréis que soy yo, y que nada ha–
go por mí, sino que conforme me
enseñó el Padre, así hablo. Y el
que me envió está conmigo,
y
no
me dexó so lo, porque yo hago siem–
p re lo que le agrada.