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- DE CUARESMA.

materia de salvacion: Se , ive en pecado sin la menor–

pesadumbre; ¡y hubo jamás servidumbre mas funesta!

Nos abandonamos, 'nos. sacrificamos' como uha infeliz .víc–

tima al furor de las · pa$ones, y

á

los ,caprichos impe–

riosos del mundo: ·¡y puede haber cautiverio mas du–

ro! Tristes esclavos de tantqs y tan diversos

tiranos~

vos–

otros gemis en secreto, y solo ,os ' most(ais . alegres

y

di·

chosos en cuanto podeisocultarnos la amargura de vues tros

pesares, l

o agudo d

e vuestros remordimientos,

y

la abun·

dancia de

vuestr.as

lágrirpas; pero nunca podreis robarnos

la vista de

l lastimo

so estado en que gemis. Des pues de ha:

ber sido el jtiguete de las pasiones, se vienen en fin

ser–

la víctima de estós monstruos. ·i.Vivis en pecado? Sois el

blanco de todos los di gustos.

i

Vi

vis en · desgracia del Se–

ñor? ¿Quién puede ·calmar tanfos justos terrores como os

asaltan?

i

Qué co a puede defeñderos de tan funestos ac–

cidentes como os amenazaq?

i

quién puede suavizar el

:rigor de tantos crueles.sobresaltos

'?--i

qué dia .ha

y

sereno en

el servicio del

~undo?

¿qué ,reposo baxo del yugo de un

tal t irano?

i

Hubo jamás cautiverio mas insQportable que

el que sufre

el

que pasa sus dias en ' el servicio del

mundo~

i

qué dependencia -mas universal?

i

qué suje–

cion mas inc6moda? iqué vio1encia mas servil? Es preci so·

spportar

á

únos, contemporizar con órros, y depender

de todos. Tantos- amos como coinpañeros;

y

en estos com–

pañeros de la mism<_l cálidad'

de

la misma edad'

i

qué

diferencia de humores! Por mas -caprichosos que sean, por

mas ridículos, por mas insoportables, es preciso sufrirlos:

¡~uántas

fr}Olestias hay que tragar! ¡cuántos sinsabores que

disimular! ¡cuántos motivos ju tos para desconfi:lr únos d:e

ótros ! Por mas que las gentes del mundo disimulen, por

mas que los libertinos aparenten, es demasi<l;do gro ·ero el

artificio para que

no

se conozca. Las pesadumbres

y

ted ios

se

asoman

á

la cara en medio de sus fingidas risas: sus ca–

denas hacen demasiado ruido para no deciros que son es–

clavos los que lasarrast,ran. Comparemos su condicion tris–

te y servit con la dulce libertpd , la inocencia , la calma

y'

el gozo puro, lleno é inalterable de los verdadefos h jos de

Dios.

i

Y no se conocerán jamás, buen Dios, las dulzuras

inefables, la paz inalte rable, el placer exquisito que se

~xperimentan

en vuestro servicio,

y

que no se pueden ex-