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DOMINGO CUARTO
perimentar en otra parte? La
muert~
misma: la muerte,
cuyo solo pensamiento es capaz
.d~
llenar de amargura los
mas dulces placeres de la vida, esta muerte no es capaz
de alterar la paz ·, la dulce libertad ; la felicidad anticipa–
da de las verdaderas gentes de bien. No hay que Cfinsarse:
no hay felicidad donde no hay santidad. Toda otra idea
de felicidad es
quimér~ca.
··,
' ·
,,
(
.
1
1
El evangelio er
d~l
cap.
3.
de ran Juan.
1
In il!o tempore: Abiit Jesur
trans mare Galila?tS, quod est Ti–
beriadis
:
et sequebatur eum mul–
titudo magna, quia videbant sig–
ña, quie f aciebat super his qui in–
firmabantur. Subiit ergo in mon–
tem Jesus: et ibi sedebat cum
discipulis suis. Erat autem pro–
ximum pascha,
die!
festus ju–
dtSorum. Cúm sublevasset ergo
oculos Jesus, et vidisset quia
mulritudo maxima venit ad eum,
dixit ad Philippum: Unde eme–
mus panes, ut manducent
hi~
Hoc
aut em dicebat tentans eum: ipse
enim sciebat quid esset facturus.
Respondit ei Philippus: Ducen–
torum denariorum panes non suf–
ficiunt eis
,
ut uniuqui1que mo–
dicum quid accipiat. Dicit ei u–
nus ex discipulis ejus, AndrtSas,
frater Simonis Petri. Est puer
unus hic, qui habet quinque pa–
nes horcleaceos, et duos pisces;sed
heec qui sunt ínter tanto
~
Di-.
xit ergo J esus: Facite homines
discumbcre. Erat autem fcenum
multum in loco. Discubuerunt er–
go viri numero quasi quinque mi/–
lía. A ccepit ergo Jesus panes:
et cum g ratias egisset, distri–
buit discumbentibus, similiter ex
pi¡cibtu quantum vo!ebant, Ut au-
En aquel tiempo: Se fué Jesus
~1
otro lado del monte de Galilea:
esto
es
de Tiberíade ; y le seguia
una gran mul_titud, porque veian
los milagros que obraba con aque–
llos que estaban enfe•mos. Su–
bió, pues,
J
esus á un mol').te ,
y
sentóse
ali~
con sus discípulos. Es–
taba cercana la pascua, dia fes–
·tivo de los judíos. Habiendo Je–
sus leva:ntado los ojos, y viendo
que una gran muchedumbre le
seguia , dixo
á
Felipe : ¿Dónde
comprarémos panes para que co–
man éstos
1
Pero esto lo decía ten–
tándole; pues él sabia lo que na–
bia de hacer. Respondióle Felipe:
Doscien~os
dineros de pan no les
f2asta para que cada uno tome un
pedacito. Díxo.¡e uno de sus discí–
pulos , Andres , hermano de Si–
mon Pedro: Aquí hay un mu–
chacho, que tiene cinco panes de
cebada ,
y
dos peces; ¿pero es–
to qué es para
tantos~
Dixo, pues,
Jesus: Haced que esa gente se
siente. Había mucho heno en aquel
lu.gar. Sentáronse, pues, en nú–
mero de cerca de cinco mil. Tomó,
pues, Jesus los panes;
y
habiendo
dado gracias, los repartió
á
los que
estaban sentados : de la misma ma–
nera repartió..tambien de los peces