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TERCER DOMINGO

en fin las funciones ordinarias del ministedo sagrado, esos

empeños tan solemnes

y

tan perfectos, esa vida tan arre–

glada y taq austéra, todo prueba bastantemente que Je–

sucristo no es desconocido, á lo menos de esca porcion tan

escogida y privilegiada de la pequeña grey; pero el ar–

dor, el celo, el amor que se muestra

á

Jesu_cristo,

i

co–

rresponden á este conocimiento? ¡Ah, que no las mas ve–

ces, sino muy pébilmente

!

Nos damos poca priesa por ha–

cer la corte

á

Jesucristo, nos mostramos indiferentes para

con él, estamos faltos de confianza, porque solo tenemos

un conocimiento imperfecto; y si se debe juzgar por los

efectos

y

por la esterilidad de este conocimiento infructuo–

so ,·

i

podemos lisonjearnos con razon de que conocemos

verdaderamente á Jesucristo?

PUNTO

SEGUNDO~

Considera cuán poco aman

á

este amable Salvador aun

aq~~llos

mismos que le conocen. No nos representemos

·aquí sino á esas personas cristianas, que haciendo profe–

sion de conocer

á.

Jesucristo, no ignoran ni lo que

ha

hechQ

por ganar nuestro corazon, ni lo que es, ni lo que está dis–

puesto á hacer en nuestro favor. Esas personas, que instrui·

L

das perfectamente en todos nuestros misterios, no olvidan

los insignes beneficios de la redencion

y

de la Eucaristía,

y

se admiran sin cesar de la humildad de su encarnacion,

de la p;:>breza de su nacimiento, de la obscuridad de la

mayor parte de su vida morar, de las incomprensibles

maravillas de la.adorable Eucaristía, de las humillaciones

y

sufrimientos de su Pasion,

y

de la ignominia de su muer–

te; y todo esto obrado por la salvacion de los hombres:

i

estas personas aman ardientemente á

Jesucristo~

i

nues–

tro amor corresponde á la idea que debemos tener de la

excelencia

y

de la magestad de este Salvadod

i

corres–

ponde nuesti'ó amor

á

sus

beneficios~

i

corresponde al es–

píritu de nuestra

religion~

y

aun consultando solo la razon:

iel amor que tenemos

á

Jesucristo corresponde

á

los be–

neficios que nos ha hecho,

á

los que nos hace todos los dias,

á los que esperamos recibir de su liberalidad en el tiem–

po y ·en la eternidad, á los que recibimos de él á toda ho–

ra~

Conocerá Jesucristo,

creer

que está contínuamente en

/