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e
TERCER .OOMINGO
cosas que hacia; pero que para la satisfaccion comun,
y
para mayor seguridad, querian saber de su propia boca
quién era.
El santo hombre sin
detener.seun punto negó redon-
1
dainente ser él quitrn éllos cpeían;
y
para que
no
imagina–
sen qne su resp11esta era algun disimulo, stJgerido por una
humildad poco sincéra, les dixo en· términos formales
y
lo repitió muchas veces, que de ningun modo era él el Me–
sías:
Et confessus est.
Declaró altamente,
y
sin dexar gé–
nero de dilda, que no era Cristo:
Et.confessus est: Quia
non sum ego Christus.
Por mas que la respuesta fuese pre–
cisa,
y
nada equívoca, los diputados no pudieron borrar
de sí la idea que tenian de su mérito; y así les ocurrió que
si no ,
era.elMesía.,, podria ser algun nuevo profeta igual
á
los antiguos,
ó
tal vez el mismo Elías, supuesto que vi–
via como él; ademas que éllQs sabian quel Elías no habia
muerto, y
que
segun
la
profecía de Malaquías debia venir
en el tiempo de una de las dos venidas del Mesías, an–
tes del dia grande del Señor:
Ecce ego,
dice el Señor,
r;iit–
ta~1
vobis Eliarn prophetam, antequam veniat dies Domini
magnus et hort'ibilis.
(
Malaquías cap.
4.
v.
5.) San
Juan se
afligía al ver que se hacia tanto aprecio de su persona,
y
que le igualaban con los grandes profetas; pero cuantó
era mayor Ja estimacion en que le tenian, tanto mas se hu·
millaba
y
se abatía. No ,solamente negó ser Elías, sinó
que añadió, que ni aun era profeta. Queria sin duda dar
á
entel(der
á
aquellos ·doctores
y
sacerdotes
lo
que éllos
ignoraban,
y ·
debian saber; esto es, que el tiempo de los
profetas se habia acabado: que- él no venia como se acos–
tumbraba antigµamente
á
prometerles el Mesías, sino
á
enseñarles que el Mesías babia ya venido,
y
estaba en
medio de éllos;
y
asímismo
á
mostrarles con
el
dedo
á
aquél á·quien sus padres solo habían visto confusamente
y
de lejos en espíritu de profecía. Mas como no podian
sacar de san Juan -sino respuestas negativas, por cuanto
'les <lecia no lo que era, sino 'lo que no era, continuaron
· sus solicitudes para
~ue
les dixese quién era, en qué ·cali-
dad predicaba,
·y
que debian responder
á
los que los
ha–
bian
enviado, para: sab€r de él mismo lo
que
debial:i creer
d~
su persona
y
mi.nisterio.
t
1
••
Entonces
le
pareció
ál
Santo que no
podia dexar
de sa
e