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TERCE.R DOMINGO
vidad; porque se juzgaba que los canónigos estaban como.
en retiro, .
y
no-querían que se distraxeran en el oficio di–
vino del día. Por lo demas, añade el Apóstol en el mismo
capítulo de que se ha sacado la epístola de la misa; toda
verdad, toda pureza, toda justiéia, toda ·santidad, todo
lo que ·merece nuestra
est~macion_
y
aprecio, todo lo que
nos concilia una buena reputacion, toda virtud, todo lo que'
es digno de alabanza en materia de disciplina
y
de cónduc–
ta, qúe ocupe vuestros pensamientos
y
vuestros deseos en•
este santa tiempo:
Si qua
taus
disciplince, hcec cogitate.
El evangelio de este dia refiere el testimonio auténtico
que dió san Juan á los judíos sobre la venida del Mesías
en la persona de Jesucristó. Habiend0 elegido la Iglesia
para fos 'domingos de Adviento todo aquello que dice mas
relacion á su nacimiento;
y
despues de b3ber referido en
el evangelio del domingo precedente las pruebas que Jesu–
cristo dió de su divinidad,
y
de su mis ion á los discípulos
de san Juan, repite en el de este dia el testimonio que san
Jutlñ dió de Jesucristo ante .-los prin.cipales . de la .nacion',
y
en presencia de todo el
pueblo~
.
Habiendo querido el Salvador humillarse hasta recibir
el bautismo de la penitencia que predicaba el Bautista su
precursor, se retiró al desierto para ayunar cuarenta días
antes de manifestarse al mundo. Entretanto san Juan pre–
dicaba
á
las orillas del Jordan con taa feliz suceso
y
tanto .
fruto, que el pueblo ab4ndonaba ·1as ciudades. para ir á oir
á
este huevo predicador,
y
parecía. que .Jerusalen no-tenia
bastantes habitadores para proveerle de oyentes.
y
de •dis...
cípulos. De todos los parages d
e la Judea,
y
.principal.!
mente de las riberas del
Jordan~
corrían.entropas á birle;
y
muchos, penetrados de un viv
o dolor desus culpas, le
bácian una sim:éra confesion de éllas,
y
le pedían su bau–
tismo; Todos querían ser bautizados por él, hasta los so–
berbios fariseos
y
saduceos, hombres sin ley
y
sin réligion.
La reputacion del hombre de Dios hacia tanto ruido, que
el gran Sanhedrin , que era el supremo consejo de los ju–
díos, en el cual se decidían.los negocios 'de estado
y
de
religion, le envió una célebre diputacion.
,
·
Los principales de .entre los judíos sabían demasiado
por los oráculos de los profetas,
y
sobre todo por las cé–
lebres semanas de Daniel, que no estaba léjos. el tiempo