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DE SEPTUAGESIMA.
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ofrecida por todos los hombres
~n
la cruz ,
y
en el sa–
crificio de la misa. Todos saben que de mas de seiscien–
tos mil hombres, capaces de llevar las armas. que salié–
ron de Egipto, solos dos, que fuéron Josué y Caled, entrá–
ron en la tierra de promision; todos los <lemas pereciéron
en el desierto.
El evangelio de la misa de este dia es del cap.
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de
san Mateo, en el que Jesucristo propone la parábola de
los obreros, tomados á jornal para la viña ,
á
los últimos
de los cuales se da el mismo salario que á los primeros.
Queriendo el Salvador darnos una justa idea de toda la
economía de la gracia
y
de la salvacion, se sirve de esta
parábola para explicarnQs todo este misterio. Figuráos,
dice,
á
un padre de familias, que queriendo hacer culti–
var su vi-
al amanecer, va á la plaza, apalabra
á
unos trab; ' a res, los envía á su viña desde la punta del
dia ,• y otrece dar á cada uno de éllos un denario de jor–
nal.,or cada día. Cerca de las nueve, queriendo aumentar
los trabajadores para acabar ántes la obra, envia ,.. ros
por el mismo precio, y les dice que vayan
á
tr' · r á
su viña. No pareciéndole bastante este número, vue ve á
la plaza tres horas despues,
y
con las mismas condicio–
nes envia mas gente. En fin , la impaciencia que tiene de
ser su viña cultivada del todo es tan grande, que sale por
la tarde ,
y
sin considerar que no quedan sino s ó tres
horas de dia, habiendo encontrado gentes 'ocios , les di-
ce: ¿Cómo estais aquí sin hacer nada en tod
dia ?
Porque nadie nos ha conducido, le responden : B
tá,
les dice, id pues á trabajar
á
mi viña, que no lo perde–
réis. El" trabajo de estos obreros no fue igual: los Ünos
trabajáron mucho ,ménos que los
ótro~
; y no obs!ante
esto todos recibiéron la misma paga. A la tarde , dice
el evangelio , dixo el amo á su mayordomo : Haz ve–
_nir á los trabajadores , y págales , empezando por los
últimos y acabando por los primeros. Creyéron éstos
que habiendo
~do
al t rabajo áotes que los ótros, les da–
rían algo mas ; pero viendo frustradas sus esperanzas , en–
pezáron á murmurar
y
quejarse: Es bueno, decían, que
estas
ge~Hes
han venido mucho despues que nosot ros; no
han trabajado sino una hora, nosotros hemos trabajado
to–
dó el día; éllos han venido por la tarde con la fresca, no-