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DESPUES DE LA EPIFANÍA.
13 r
per
0111 nia
autem hcec
,
charita–
tem hahete
,
quod est vinculum
perfectionis: et pax Christi ex–
ultct in cordihus vestris, in qua
et
vocat
i
estis in u1io corpore , et
g rati estofe. Verbum Christi
habit ct
in
vobir abundanter in
omni sapientia : docentes et coni·
monenles vosmetipsos, psalmis,
lrymnis et canticis spirituali–
bus
,
in
gratia cantantes in cor–
dibus
~estris
Deo. Ompe quod–
cumque
f
acitis
in
verbo aut in
opere
,
omniá in nomine Domini
J esu Christi
,
gratias agentes
Deo et Patri
~i::m
Chrit-
tum
Dominurr
-
•
vosotros. Pero sobre todas estas
cosas tened c,aridad , que es ví11cu–
lo de perfeccion :
y
Ja paz de
Cristo , en la cual habeis sido
llamados
á
un cuerpo, triunfe en
vuestros corazones ,
y
sed agra–
decidos. La palabra cie Cristo ha–
bite con vosotros abundantemente
en toda sabiduría, enseñándoos
y
amonestándoos mútuamente con
salmos, himnos
y
c~nticos
espi–
ri tuale5 , cantando ag radecidos
á
Di'os en vuestros corazones. Todo
cuanto haceis
ó
decis , todo sea
en el µomb re del Señor
J
esucristoJ
dando por medio suyo graciaro
á.
Dios
y
al Padre.
NOT
:A.
"La ciudad de Colosos ó Colases era una de
la ~
,,cipales de la Frigia, cercana
á
Laodicea, que e• ""-l'a–
" pital de esta provincia. Estando san Pablo preso en Ro–
,, ma ácia el año
62
de Jesucristo, escribió esta carta
á
los
"colosenses,
y
se la envió por medio de Tlquio su fiel mi-
"nistro ,
y
por medio de Onésimo.''
.
REFLEXIONES.
Sobre todas las
cosas
tened la
carid11d,
la
cual
es el
lazo
de la
perfeccion.
No hay cosa sob_re que el Após tol insista
tanto, como sobre la caridad. Es verdad que la caridad
no solo es el lazo de la perfeccion , sino que es su basa
y
.su alma. Sin élla los mas raros talentos están sin mérito;
hasta la virtud mas brillante no es' mas que un fantasma
de virtud. Si alguno dice que ama á Dios,
y
aborrece
á
su
hermano, es un mentiroso, dice el Di dpulo amado; por·
que el que no ama á su hermano,
á
quien ve,
?,
cómo pue–
de amar á Dfos, á quien no ve? El que tieñe amo r
á
Dios,
le tiene á su hermano. El que no ama á su hermano, aña–
de el mismo Apóstol, permanece en un estado de muerte:
Qui non
diligit,
manet in morte.
No hay que admirarnos
de que los discípulos nos recomienden tanto el precepto
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