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DESPUES

DE

LA

EPIFA

ÍA.

129

ti

erra . Cuando el uno

y

otro grano empiezan

á

subi r son

tan emejante ,

y

sus mata

tan parecida , que e con–

funden

ilmente,

y

como lo ojos del hombre no pene–

tran deba o de tierra, ni distinguen fácilmente lo q e

é

bueno d

lo que e malo, cuando lo úno e tá mezclado con

lo ótro, esta mezcla no se echa de ver ha ta que el trig

ha

r cid y ha echado su caña

y

espiga. Entonces apave–

c

la cizaña, de lo cual admirados los criados vienen á su

amo, y le

d~cen

: Señor,

i

no babia vmd. sembrado buen

grano en u

campo~

ipue de d nde ha venido esta

cizaña ~

No puede er otra cosa, le re ponde , sino que mi enemi–

go l ha sembrado: al oír e to lo criados, lleno d

in–

digna ion

y

de un celo precipitado por lo interese de u

amo, le piden licencia para ir

al

punto á arrancar la ciza–

ña.

Guardaca:sl•1 de hacerlo, le dice, no sea que

arran~

cando la cizaña, arranqueis cambien el trigo por au a de

la semejanza de e tas dos plantas; 6 porque u raice es–

tán ca i siempre envueltas

y

enredada entre

í:

dexadlas

ere er á entrambas hasta el tiempo de la iega: 1

e

e tén en azoo, yo mandaré á los segadores que la separ n,

y

que pongan apane la cizaña,

y

la echen al fueg . Por

lo

que mira al trigo, yo les diré que le recojan , que no

pierdan un grano,

y

que despues de haberle amontonado,

le lleven

á

mi granero.

El cam!JO del Señor es el mundo, donde Di bs tiene us

hijo , que son el buen grano,

y

donde el demoni

t,

bien

tiene los suyos, que son la cizaña. Este campo tam ie n es

el corazon de cada uno de no otros en particular , donde

Dios arroja incesantemente la semilla de u gracia para ha–

cernos producir frutos de virtud, mientra que el demonio

por su parte no pierde ocasion de embrar la sem1ll

del

vicio. No pudiendo e te enemigo de nue tra salvacion ha–

cerse dueño de nue tro corazon contra nue tra voluntad,

procura insinu r e en él in en ib1emente; para e to toma el

tiempo en que e tamo de cuidado . Nue tro amor propio,

nue

tr

p

ione , nue tro

eatido mismos se ponen de

inteligen ia on

l. El Señor por u gracia ha embrado en

nue tro corazon el buen gran ; el demonio ha sembrado

muy malo grano en. 1 por me io de nue tra pa ionc

y

de nue tr amor propio: todo na e. tod se levanta, tod

parece bueno; pero á la hora de 1 muerte, que es el tiem-

To111.

l.

l